La caficultura es uno de los cultivos más representativos del cual depende millones de agricultores en el mundo. De acuerdo con Torres et al (2019), el café es uno de los productos más consumidos, después de los aceites comestibles y el té, ya que cerca del 30% de la población mundial consume una vez al día una taza de café. Según con el informe mensual de exportaciones de la Federación Nacional de Cafeteros, Colombia exportó en enero de 2024, 937.134 sacos de 60 kg de café (Federación Nacional de Cafeteros, 2024), lo que indica que es uno de los sectores productivos con exportaciones más representativas. El departamento del Huila cuenta con alrededor de 145.000 hectáreas de cultivo de café, de las que derivan el sustento 84.000 familias distribuidas en los 35 municipios de vocación cafetera, según los datos del sistema de Información cafetera -SICA (Gobernación del Huila, 2023). Para producir uno (1) kilo de café para el consumo por beneficio húmedo, se desarrollan etapas como: La implementación del cultivo, cosecha, procesamiento de los frutos, secado, trilla, comercialización, catación, tostado y molienda. Por consiguiente, los subproductos más contaminantes del cultivo se dan en la etapa del despulpado y lavado, debido a que en su mayoría éstos son vertidos a las fuentes hídricas y al suelo sin tratamiento previo, de tal manera que generan problemas ambientales por la carga de contaminantes orgánicos (Torres Valenzuela , Sanín Villarrea , & Arango Ramírez , 2019). Las aguas residuales que se producen durante el proceso de beneficio húmedo del café son biodegradables, pero poseen características fisicoquímicas particularmente agresivas con el medio ambiente. Tienen una elevada concentración de materia orgánica en términos de DQO, del orden de 15,000 a 30,000 ppm en las aguas mieles y de 60,000 a 120,000 ppm en los lixiviados de la mezcla pulpa-mucílago, así como un pH bajo o alta acidez, factores que en conjunto representan un alto impacto ambiental para los ecosistemas receptores (Garzón Martínez, 2020, pág. 28). En términos prácticos, se estima que, en un día normal, un recolector de café puede cosechar 100 kg de café en cereza, de los cuales se desprenden pulpa y mucílago durante su beneficio húmedo, con un potencial contaminante 115 veces superior a las excretas y la orina producidas por un ser humano, en ese mismo día (Valencia et al,. 2013,pág.114). Por otra parte, la pulpa del café genera lixiviados en el proceso de descomposición natural, por tanto, su transformación debe realizarse una vez producida, para prevenir problemas de contaminación en las fuentes hídricas y el suelo, por lo cual, para el manejo se implementan diferentes tratamientos, entre estos, el compostaje, lombricultivo, producción de combustible y biocarbón (Gómez Sánchez, 2021). Otra técnica utilizada, en el cultivo del café es la soca, cuyos residuos en algunas oportunidades no han sido aprovechados con un valor económico por parte del caficultor, por tanto, la producción del biocarbón a base de soca de café, podría ser una alternativa para reducir las cargas contaminantes en las aguas residuales del beneficio y en los subproductos como la pulpa y el mucílago. Por lo anterior, se prevé el uso del biocarbón, obtenido a través de la pirolisis de los arboles de café, para ser usado en el tratamiento de aguas residuales de las aguas mieles del beneficio del café, como el el sistema de compostaje de la pulpa. Para tal fin, se hará un diseño exprimental, que permita conocer la dosis optima, en el mejoramiento de la eficiencia de ambs procesos