El agua como recurso natural renovable, es fundamental para la vida humana y para los procesos de producción agrícola. Desafortunadamente su disponibilidad y calidad se está viendo afectada por diferentes problemáticas antropogénicas, entre ellas el cambio climático. (Ramos et al., 2020). La gestión sostenible del recurso hídrico a nivel global se hace cada vez más necesaria para evitar que la escasez del agua se intensifique (Gittins et al., 2021). Uno de los desafíos más graves ante los que se encuentra el mundo de hoy es la crisis del agua que se avecina y en efecto, en el siglo pasado la demanda mundial sobre los recursos hídricos se multiplicó por más de seis mientras que la población del planeta se triplicó. De no mejorar la gestión de los recursos hídricos y los ecosistemas conexos, se estima que para los 2025 dos tercios de la población mundial padecerá problemas de penuria de agua, con escasez grave o moderada (GWP citada por Martínez & Villalejo 2018). Las cuencas hidrográficas proporcionan beneficios para las comunidades, definidos como servicios (Mosaffaie et al., 2021). Estos servicios son fundamentales para los seres vivos y van desde el suministro de agua, hasta la mitigación del riesgo por desabastecimiento de agua, además, de proveer beneficios socioculturales y aportar al adecuado funcionamiento de las estructuras ecológicas (Hamel et al., 2018). La constitución política colombiana en su artículo 79 expresa que todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano y que dentro de las funciones del estado se encuentra el cuidado del agua, su abastecimiento y saneamiento, lo cual está directamente relacionado con derecho a la vida, expresado en el artículo 11 de la CPC. A través de la ley 99 de 1993, en su artículo primero, la política en Colombia debe direccionarse hacia “El derecho a una vida saludable, protección especial a zonas de páramo, nacimientos, subpáramos y zonas de recarga de acuíferos, como la prioridad en la utilización del agua para el consumo humano” (Rodriguez et al., 2019). Sin embargo, aun teniendo normatividad ambiental que enfoca su atención hacia la correcta gestión del recurso hídrico, en Colombia, una considerable parte del territorio tiende a sufrir de desabastecimiento de agua (Instituto de Hidrología, Meteorología, y Estudios Ambientales IDEAM], 2019). Es por lo que una adecuada gestión del recurso hídrico empieza a tornar una mayor importancia en estos tiempos y en los territorios más alejados de los centros poblacionales, esto de la mano con la gobernanza del agua y la organización comunitaria. En Colombia, el abastecimiento de agua, ofrecido por acueductos rurales o comunitarios, en la región andina, puede ser muy vulnerable, iniciando por la falta de información y conocimiento sobre el impacto en ellos de fenómenos como el Niño y la Niña. Algunos de los posibles impactos de la variabilidad climática son: daños a la infraestructura (viviendas, vías, establecimientos), incremento enfermedades, pérdidas económicas, incremento de agro-ganadería, escases de alimentos, incremento de Incendios forestales, pérdida de biodiversidad, deterioro de los ecosistemas estratégicos (humedales, paramos), extinción de especies, desplazamiento de especies, aumento de la temperatura, desabastecimiento de agua, reducción de capacidad hídrica del río, conflictos sociales por el agua, déficit de agua potable para el consumo, entre otros. La presente investigación tiene como objetivo caracterizar social y ambientalmente tres acueductos de la cuenca hidrográfica del río Dagua, identificando aspectos técnicos, económicos, culturales, ambientales, administrativos, entre otros aspectos que sean afectados negativamente por las variaciones del clima. Asimismo, se realizará una identificación y priorización de problemáticas para posteriormente proponer acciones de adaptación climática que se puedan a realizar por las comunidades y las juntas administradoras de los acueductos.