En Colombia, el retraso en el desarrollo rural se ha dado principalmente por las amenazas de los grupos armados hacia los campesinos, obligándolos a tener cultivos pequeños y de corto plazo, como la coca, a pesar de su ilegalidad (Sectorial, 2016). Es por esto que, en el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, se plantea una reforma rural integral hacia un nuevo campo colombiano, donde se busca reversar los efectos del conflicto para el bienestar de la población rural, con el desarrollo de la agricultura campesina, familiar y comunitaria. Actualmente, solo el 24% de las tierras aptas en el país son destinadas para el uso agropecuario (Gutierrez, 2015). De esta manera, este proyecto busca fomentar el desarrollo agrario introduciendo conocimiento científico relacionado con los beneficios para la salud humana que presenta un fruto de palma nativa. La región noroeste del continente suramericano se destaca por la abundancia y diversidad de palmas en sus paisajes naturales. Se conocen alrededor de 333 especies de palmas distribuidas en 46 géneros en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, las cuales son de gran uso y consumo humano (Balslev et al., 2015). Específicamente en Colombia se encuentran aproximadamente 213 especies distribuidas en 44 géneros, convirtiéndolo en el país más rico en palmas de América y el segundo del mundo (Calderón et al., 2005). Desafortunadamente, el 20% de estas especies están amenazadas de extinción, donde al menos la mitad de éstas son exclusivas del país, según un estudio del ministerio del ambiente. Así, Colombia es un país megadiverso; sin embargo, no se aprovecha el máximo potencial de las especies que posee. En este estudio se tratará específicamente Bactris guineensis, conocido en Colombia como corozo. Es una palma nativa casi amenazada, perteneciente a la familia Arecaceae, que crece hasta casi 5 metros de altura. Puede encontrarse en regiones cálidas de Centro y Suramérica entre 200 y 1000 metros sobre el nivel del mar (Osorio et al., 2010). Los frutos de esta palma son de tonos rojos y violetas y presentan una semilla negra en su interior cubierta por una pulpa fibrosa (Rojano et al., 2012). En nuestro país, los frutos maduros son cocinados para preparar bebidas refrescantes en la zona caribeña y en algunas ocasiones se utilizan para producir bebidas fermentadas (Galeano et al., 2015). A pesar de contar con un mercado regional importante, no hay reportes donde se indique su cultivo a gran escala o producción masiva para exportación. Por esta razón, el objetivo de este estudio será determinar las propiedades biológicas y antioxidantes de Bactris guineensis para mostrar el potencial y fomentar su aprovechamiento. El corozo es una excelente fuente de antocianinas, las cuales le otorgan el color rojizo violeta. Estos compuestos son el constituyente flavonoide más abundante en frutas y vegetales (Bueno et al., 2012), que a su vez pertenecen al grupo de los polifenoles, las moléculas más asociadas a la actividad antioxidante (Kris-Etherton et al., 2002). Adicionalmente, se cree que los flavonoides poseen propiedades antivirales y carcinostáticas, entre otras propiedades biológicas (Formica & Regelson, 1995). En este trabajo se obtendrá un extracto de la pulpa de corozo (Bactris guineensis) por extracción en calor y agitación; se cuantificarán metabolitos antioxidantes del extracto como fenoles totales, flavonoides y antocianinas por métodos espectrofotométricos y cromatografía líquida de alta eficiencia; se evaluará la actividad antioxidante del extracto por métodos espectrofotométricos y fluorimétricos; y por último se evaluará la capacidad del extracto para inhibir el crecimiento de células tumorales por medio de pruebas de citotoxicidad en líneas celulares tumorales y sanas de animales. Con este estudio se espera obtener un extracto rico en antocianinas con alta actividad antioxidante y actividad carcinostática.