Sin boca sin lengua sin dientes sin laringe sin esófago sin estómago sin vientre sin ano, yo reconstruiré el hombre que soy.
Yo estaba vivo Antonin Artaud, Cartas a Andre Breton.
El cuerpo y su relación al espacio, en sentido retórico, ha sido objeto -por analogía, metáfora y metonímia- de amplia referencia en la teoría de la arquitectura, cabe señalar las múltiples referencias que durante el renacimiento se elaboraron a partir de las descripciones de Polion Vitrubio, en particular los dibujos de Francesco di Giorgio, entre otros, ampliamente ilustrados por Jiménez (2005), también múltiples imagenes fueron extrapoladas por artistas y filósofos del siglo XIX y XX, algunos de ellos expresados en movimientos como el Body Art, otras producciones de los años 60 y principalmente articuladas a heterogéneas producciones del orden filosófico; todas estas estas manifestaciones tienen en común el uso de formas espaciales, arquetipos y arquitecturas que han construido paisajes-idea. asi mismo, hoy, múltiples arquitecturas proliferan como sinuosas transnominaciones del cuerpo, con sus porosidades, concavidades y formas ahistóricas que denotan probablemente vínculos con estas manifestaciones.
Esta indagación propone un recorrido particular por las formas espaciales arquetípicas que derivarían de algunos textos y obras seleccionados de J. Swift, Jean Lacques Lequeu, entre otros, pero principalmente del filósofo Michel Foucault, en los cuales, la relaciones cuerpo y espacio se proponen como nodo de indagación y reflexión privilegiado; reconstruyendo las representaciones, ordenes, o referentes históricos y espaciales que originaron su uso dentro de estos discursos y que implican la construcción y la teoría de una arquitectura anclada en sus textos.
La reconstrucción de estos itinerarios textuales que identifican cuerpo y arquitectura, y asocian las metonimias del cuerpo con el espacio arquitectónico e incluso con escalas del orden territorial, inducen además la elaboración de una sucesión de paisajes-idea con base en la indagación histórica de las referencias originales, cabe anotar a modo de ilustración el rol del ¿panóptico¿ de J. Betham en la obra de Foucault o los múltiples paisajes-ideas asociadas a la noción heterotopía acuñada por el filósofo, donde el espacio se vuelve una utopía performativa, un espacio del sueño como aquel de la bella carnicera que explicara S. Freud en su célebre texto del año 1899.
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