La Escuela de Agricultura Tropical y Veterinaria, fundada en Medellín en 1914, representa un hito decisivo en la formación académica agraria del país. Su creación respondió a la inquietud de modernizar la producción agropecuaria en Antioquia y fue el resultado de iniciativas regionales impulsadas por la Asamblea Departamental.
La presente investigación tiene como propósito realizar una evaluación de la intervención en el edificio que albergó dicha Escuela, actualmente conocido como Bloque de la Vicerrectoría de la Sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia. Ubicado en el centro geométrico del campus, este inmueble es considerado el más valioso de la sede por su importancia histórica, arquitectónica y simbólica. Esta obra marcó un punto de inflexión en el desarrollo arquitectónico e institucional. Si bien el predio y los campos experimentales ya existían, fue la construcción del edificio la que consolidó la identidad de la Escuela como institución científica. Su diseño, influido por el clasicismo modernizado enseñado por Goovaerts, fue adaptado al espíritu austero y funcional de una institución educativa pública.
El edificio fue proyectado por el ingeniero antioqueño Jesús Mejía Montoya y construido a partir de 1931, en un momento en que en Colombia apenas comenzaban a manifestarse los primeros indicios de lo que hoy se denomina arquitectura protomoderna. En este caso particular, se anticiparon formas y lenguajes coherentes con los principios de la Arquitectura Moderna, que por entonces alcanzaba su auge en Europa. Sus amplios salones, corredores y patios, junto con el uso de materiales regionales, revelan una voluntad de diseñar un edificio funcional, pero estéticamente alineado con su misión institucional.
En 1997, fue declarado Bien de Interés Cultural del Ámbito Nacional, y en 2008 el Ministerio de Cultura delimitó su zona de influencia. Su integración al campus El Volador considerado un pulmón verde urbano también ha recibido reconocimiento patrimonial por parte de las administraciones locales y de la propia universidad, lo que lo posiciona como un espacio de referencia tanto cultural como ecológica.
El objetivo de esta investigación es caracterizar el edificio y determinar sus valores patrimoniales de acuerdo con el Método Sistémico de Intervención en Edificios Existentes, planteado por Gonzales & Casals (2018). Este método, de naturaleza teórico-práctica, permite organizar racionalmente los criterios de intervención para cualquier tipo de edificación existente, ya sea altamente valorada colectivamente o no, a través de tres fases principales. La primera fase, la caracterización, permite identificar el edificio como una expresión patrimonial única, mediante un conocimiento integral desde los puntos de vista histórico, contextual, autoral, funcional, tipológico, constructivo y simbólico. La segunda, la valoración, consiste en definir a partir de la caracterización los valores que encierra el edificio, los cuales, según las principales cartas del patrimonio, son aquellos que toda intervención debe conservar y transmitir. |