La arquitectura y los modos de habitar tradicionales son fundamentales para comprender las interacciones entre las comunidades y sus entornos socioecosistémicos. Estas determinan el impacto, positivo o negativo manifiesto en cada contexto. En un momento de crisis ambiental, es crucial investigar cómo estas interacciones afectan la sostenibilidad de nuestras comunidades y el equilibrio de los ecosistemas que las sustentan.
La emergencia ambiental actual es, en gran parte, el resultado de acciones humanas que han llevado a la degradación de los ecosistemas y a un deterioro en la calidad de vida de muchas comunidades. La desconexión de las personas respecto a la naturaleza a la que pertenecen, ha generado un desarraigo que dificulta la adopción de prácticas de cuidado y respeto hacia el medio ambiente. Aunque los ecosistemas pueden adaptarse, la humanidad enfrenta riesgos que podrían llevar su hábitat a un punto de no retorno. Esta situación exige una respuesta urgente que reconozca la interdependencia entre la humanidad y el medio ambiente, buscando restaurar un equilibrio perdido.
El programa de investigación propuesto aborda esta problemática a través de dos enfoques por fases. En primer lugar, se propone identificar y documentar las características socioecosistémicas del país a través de la arquitectura tradicional y los modos de habitar. Se busca comprender cómo estas prácticas se adaptan a las particularidades de cada contexto, fomentando un respeto que promueva la sostenibilidad y la conservación del entorno.
En segundo lugar, se identificarán nodos de restauración locales específicos, para trabajarlos, a través de proyectos de investigación-acción participativa con las comunidades, para fortalecer su capacidad de autogestión y autorreconocimiento, brindándoles insumos que les permitan enfrentar sus desafíos en términos de hábitat.
La metodología se desarrollará en varias fases. La primera fase y como piloto, consistirá en un mapeo detallado de un socioecosistema elegido, utilizando fuentes secundarias y priorizando los lugares de origen de los estudiantes participantes; construyendo una base de información que permita el reconocimiento integral, con especial énfasis en los modos de habitar y la arquitectura tradicional.
En la segunda fase, se llevarán a cabo experiencias participativas con las comunidades locales. En estos espacios de diálogo, se identificarán vacíos y conflictos en la relación entre los humanos y su entorno, así como las causas subyacentes. A través de un enfoque participativo, se alentará a las comunidades a compartir sus experiencias, lo que permitirá un diagnóstico más preciso.
En la fase de formulación de estrategias, se diseñarán proyectos específicos en colaboración con las comunidades, siguiendo un esquema de autorreconocimiento, diagnóstico y acción, en los cuales se priorizará la sensibilización, la educación, el re arraigo y el fomento de lo propio.
Los resultados esperados incluyen la creación de una base de datos completa sobre los socioecosistemas estudiados en cada fase, el empoderamiento de las comunidades para fortalecer su autogestión, la formulación de proyectos de restauración, y la sensibilización de estudiantes de arquitectura sobre su rol en la sostenibilidad. Además, se generará un marco teórico y metodológico que podrá ser utilizado por otros investigadores y profesionales en el ámbito del desarrollo sostenible y en las siguientes fases del programa.
Este proyecto tiene el potencial de contribuir significativamente a la comprensión de las interacciones entre las comunidades y sus entornos. Al poner en valor la arquitectura tradicional y los modos de habitar, se busca no solo abordar la crisis ambiental, sino también promover un futuro más sostenible y equitativo. La colaboración entre investigadores, comunidades y estudiantes será clave para asegurar que las soluciones propuestas sean efectivas y duraderas |