El alcoholismo o alcohol dependencia es una patología multifactorial, crónica, que se caracteriza por un amplio espectro de factores fisiológicos, ambientales y genéticos. Estos últimos pueden contribuir al 50% al desarrollo de la enfermedad. Debido a la complejidad del alcoholismo, no se dispone de pruebas específicas para su diagnóstico y seguimiento, basándose principalmente en encuestas, cuestionarios, entre otras. Se han utilizado estos medios por diversas organizaciones (OMS, ministerios de salud, entre otros) para determinar las características epidemiológicas de la patología. Las pruebas son víctimas de engaños y de falsos positivos y negativos, por lo que no son realmente confiables. Además, existen múltiples interrogantes en relación a los blancos moleculares terapéuticos de la enfermedad debido a su complejidad y heterogeneidad. En individuos con un alto consumo de alcohol, se ha constatado que existen proteínas que alteran su expresión génica y que podrían ser biomarcadores de la patología. Otra de estas es la alfa sinucleína, que se acumula a nivel cerebral y sanguíneo, lo que indicaría su relativa facilidad en su determinación. Los estudios realizados con muestras de pacientes con alcoholismo de diversas poblaciones, incluida la colombiana (nuestro grupo), han revelado diferencias en la expresión del ARNm y de la proteína alfa-sinucleína, entre otras, en comparación con los controles, aunque los resultados han sido controvertidos, lo que ha llevado a pensar más en la regulación del mismo. Uno de los mecanismos de regulación de la expresión de la alfa-sinucleína es la utilización de microARNs. Se ha demostrado que la sobreexpresión de mir-7 y mir-153 circulantes incrementa significativamente los niveles de alfa-sinucleína endógena. En consecuencia, resulta imperativo establecer los niveles de expresión de mir-7 y mir-153 en el plasma sanguíneo, así como evidenciar estadísticamente si genética o epidemiológicamente existe una característica que pueda alterar los niveles de expresión de dichos micro-ARNs circulantes y si están involucrados en alguna vía metabólica o procesos celulares alterados en el alcoholismo. Además, de establecer las variantes en su blanco molecular, en la región UTR 3 del gen, esto nos brindaría una perspectiva novedosa hacia un posible biomarcador de diagnóstico, seguimiento o una posible diana terapéutica para el tratamiento de alcoholismo. |