El trastorno depresivo es un trastorno común que afecta la motivación de las personas que lo padecen durante largos periodos de tiempo. En los registros de orden cronológico de la organización mundial de la salud (OMS), se observo un crecimiento a nivel mundial desde el año 1990 hasta el año 2015, con valores respectivos de 170,8 y 322 millones de personas, con 788.000 personas fallecidas por suicidio (OMS, 2017; Goldstein, 2022). Este problema ha llevado a que los países destinen cada vez más recursos en el tratamiento y prevención de este trastorno, mostrando como resultado un decrecimiento que para 2022, 280 millones de personas sufrían depresión y 700.000 personas fallecieron por suicidio (OMS, 2023). Y a pesar de los avances de la neurociencia, aún no se comprende completamente el mecanismo de la depresión, dado que hay diferentes zonas cerebrales que son afectadas como el hipocampo, la amígdala y corteza prefrontal; además existen diferentes factores que alteran este tipo de comportamiento en el cuerpo humano, uno de estos factores es la nutrición y el estrés, que en un ambiente académico son factores claves para la salud mental de los estudiantes. Rao et al (2008) mostraron que la nutrición juega un papel importante tanto en la gravedad como en la duración de los trastornos mentales (TM). Igualmente, Foster y McVey (2013) y Tan et al (2022) a partir de una revisión de literatura observaron la conexión que existe entre el SNC y la microbiota, examinaron que ciertas bacterias como: comensales, probióticos y patógenas en el tracto gastrointestinal activan vías neuronales del SNC contribuyendo a la homeostasis normal, resultado que fue validado en experimentos con ratones, donde al alterar su microbiota intestinal, agregando o eliminando probióticos o bacterias patógenas, se veían afectadas sus respuestas conductuales. Asimismo observaron el comportamiento que tienen ciertos probióticos (Bifidobacterium infantis, Escherichia coli, Lactobacillussp, Lactobacillus farciminis, Lactobacillus gasseri, Lactobacillus rhamnosus, Bifidobacterium longum) y cómo estos pueden reducir el comportamiento depresivo.
la neurociencia nutricional es una disciplina emergente que observa y estudia los factores nutricionales y su estrecha relación con la cognición, el comportamiento y las emociones humanas. En resumen la investigación se centra en la conexión que existe entre el intestino y el cerebro que se da. mediante el nervio vago por un eje llamado eje microbiota-intestino-cerebro, y cómo por medio de este nervio la alimentación y los niveles de estrés pueden mejorar o perjudicar el rendimiento académico de los estudiantes con la patología de la depresión.
El análisis de exergía es ampliamente utilizado en los sectores de la industria de energía, química, en la ingeniería de transporte, mecánica y aeroespacial, para obtener y observar la calidad de los procesos de conversión de energía. En los últimos años, diferentes autores han realizado análisis de exergía al cuerpo humano. Ferreira y Yanagihara (2009) basados en modelos previos del sistema térmico humano que simulaban las condiciones de confort térmico global y las estrategias de regulación de la temperatura. Desarrollaron un modelo mejorado, para ello utilizaron datos globales, del modelo anatómico utilizado por Werner y Buse en 1988. Dividieron el cuerpo humano en 15 cilindros que representaban cabeza, cuello, tronco, brazos, antebrazos, manos, muslos, piernas y pies, y consideraron los siguientes tejidos dentro de los cilindros: piel, grasa, músculo, hueso, cerebro, vísceras, pulmón y corazón. Calcularon los coeficientes de transferencia de calor por radiación, convección y evaporación de los 15 cilindros. Para la cabeza los coeficientes fueron: 4.1, 3,6 y 5,9 W/m2-K, respectivamente. Silva y Animalia (2009) realizaron una revisión de la literatura sobre la generación de entropía a lo largo de la vida del ser humano. |