El río Magdalena, el “río de la Patria”, tiene una importancia singular para Colombia: ha jugado y sigue jugando un rol clave en la configuración del territorio nacional por su ubicación, extensión, complejidad física y diversidad de los territorios que conecta. Su cuenca, la cual abarca 19 departamentos, 724 municipios, y el 80% de la población del país, contiene la mayor parte de la actividad económica del país, representando un aporte del 85% del PIB nacional. La producción pesquera de la cuenca representa el 70,671% del total de pesca continental, mientras que la producción energética se halla en valores del 95% para la energía térmica, y del 70% para la hidroeléctrica (Cormagdalena, 2007; AUNAP, 2013). Las actividades predominantes en la cuenca están, sin embargo, enfocadas en el sector agropecuario. La intensidad y la larga duración del uso de las tierras para la ganadería y, más recientemente, para las plantaciones de palma africana, generaron altos niveles de degradación de los suelos y una preocupante reducción de los ecosistemas boscosos en toda la cuenca (Uribe y Escobar, 2001; Cormagdalena, 2007; Galvis-Aponte y Quintero-Fragozo, 2017). Durante la época actual, existe un renovado interés por el río. El rol del Magdalena en el proyecto nacional se está redefiniendo en el marco de una tensión entre la profundización del modelo extractivista y de los proyectos de gran escala y la consolidación de otras formas de relacionarse con el río, más atentas a las problemáticas sociales de las poblaciones ribereñas y a las dinámicas ambientales. En otras partes del mundo, se ha visto cómo importantes ríos tropicales han tenido afectaciones dramáticas, como por ejemplo, el secamiento del río Paraná en Argentina y del río Yangtsé en China. El río Magdalena está en un momento crítico de su dinámica fluvial en donde puntos de no retorno podrían estar siendo alcanzados a mediano plazo. Por su importancia para el país, este centro de pensamiento propende por generar dinámicas investigativas que pudieran apoyar la formulación de políticas públicas para pensar formas de ordenamiento territorial integrales e impulsar el debate en la sociedad colombiana sobre los usos del Rio Magdalena y el ordenamiento sostenible de los territorios de su cuenca.