Resumen
Las experiencias tempranas son fundamentales para el desarrollo del sistema nervioso, comportamental y emocional de los individuos. Por ejemplo, durante los primeros 6 años de vida, el individuo está inmerso en una relación diádica con la madre con quien establece un vínculo empático (1) que le ayudará a gestar la capacidad de autorregulación emocional y a construir sentimientos de protección y seguridad. Sin embargo, el desarrollo durante la primera etapa de la vida, puede afectarse por la exposición a diversos factores estresores psicosociales tales como la negligencia, desatención, maltrato, abuso infantil, abandono o separación materna, dejando en los individuos una huella que los puede hacer vulnerables a padecer alteraciones a nivel nutricional, cognitivo, emocional y comportamental, inclusive en etapas posteriores (4, 5, 6). El Boletín de salud mental en niños, niñas y adolescentes realizado por el Ministerio de Salud y Protección Social del 2017, mostró que en Colombia se atendieron 2.128.573 consultas de este grupo etario con diagnósticos de trastornos mentales y del comportamiento. En relación con estos trastornos, es importante mencionar que entre el 2009 a 2016 se presentaron 3.094 casos de mortalidad por suicidio, de los cuales el 77% de los casos obedecía a individuos entre 15 y 19 años de edad.
Para tratar de identificar las alteraciones que surgen por la exposición a los factores estresores psicosociales mencionados sobre el sistema nervioso central, se han realizado investigaciones en modelos animales, principalmente en ratas, cuyas crías son expuestas a una separación materna durante la lactancia (SMDL), asemejando el estrés crónico debido a experiencias adversas tempranas. Entre los hallazgos se menciona que tanto el mecanismo efector y regulador del estrés, el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) (28), como la función microglial son los primeros en activarse y afectarse tras el estrés crónico; particularmente la microglía induce la liberación de moléculas proninflamatorias, creando una vulnerabilidad ante nuevos estresores y contribuyendo a una mayor alteración. Es por eso, que la sensibilidad de la microglía al estrés y su papel en la orientación de muchos procesos de desarrollo, la convierten en un objetivo celular atractivo para caracterizar las anomalías del desarrollo neurológico (12).
Así mismo, es importante comprender la manera como estas alteraciones se pueden prevenir o tratar y para ello, entre otras herramientas, se ha utilizado el ambiente enriquecido (AE), caracterizado por activar al sistema nervioso a partir de estímulos físicos, sociales y sensoriales y por ser la que más efectos descritos tiene sobre el desarrollo del sistema nervioso, permitiendo superar déficits conductuales y neurobiológicos provocados por estrés (14, 15, 16, 11).
No obstante, a pesar de los hallazgos individuales de cada uno de los modelos (SMDL, AE), aún no hay claridad sobre los posibles efectos del AE posterior a la SMDL sobre la microglía, ni cómo estas tres variables interactúan con las respuestas del eje HHA; falta comprender cuáles son los mecanismos neuronales que subyacen a los efectos a largo plazo; si el AE establecido poco tiempo después del cese del estrés crónico reduce los efectos adversos e investigar si estas condiciones actúan de manera diferencial según el sexo (15, 16, 11).
En consideración con lo anterior, se desarrollará un estudio de tipo experimental y de correlación, cuyo objetivo será analizar el efecto de 15 días de ambiente enriquecido, posterior a la SMDL, sobre la cantidad y morfología de la microglía y la concentración de corticosterona, en ratas wistar machos y hembras durante la adolescencia temprana. Se tomarán cortes de cerebro y plasma de cada uno de los sujetos el día postnatal 37 y posteriormente se empleará la técnica de inmunohistoquímica para identificar microglía y la prueba ELISA para identificar la hormona de estrés: corticosterona. |