Los venenos y secreciones de algunos organismos poco complejos como bacterias y hongos, hasta formas de vida mucho más diversas como serpientes, escorpiones y peces, entre otros, contienen sales, neurotransmisores, aminoácidos, enzimas, proteínas y péptidos bioactivos generalmente tóxicos, que les sirven para adaptarse a entornos específicos y para garantizar su supervivencia, así como medio de defensa de depredadores, inmovilización y hasta para la digestión de la presa. Su estudio, se realiza con el fin de identificar tratamientos contra los efectos nocivos en seres humanos; por lo tanto, las toxinas que lo componen se han reconocido como fuentes potenciales de compuestos con actividad farmacológica, y por esa razón son moléculas promisorias para el estudio y tratamiento de diferentes patologías y en el control de enfermedades. Los estudios en venenos se han enfocado principalmente en el estudio de animales terrestres, tanto por la facilidad de recolección de individuos, como en la obtención de sus venenos. Además, son los causantes del mayor número de casos de envenenamiento a seres humanos; el contacto con estos animales es más frecuente en comparación con los de origen marino. A pesar de que hay más de 2000 especies de peces que se presumen venenosas constituyendo más del 50 % de los vertebrados venenosos sin embargo los estudios relacionados con la composición del veneno son reducidos debido a la dificultad de colección de especímenes y la inestabilidad de los componentes del veneno cuando es sometido a liofilización, cambios de pH, temperatura, almacenamiento y repetidos ciclos de congelación-descongelación, además, de la contaminación con componentes de material biológico externo (“moco”) que recubren las espinas, dificultan su estudio. Dado que los estudios referentes a la identificación de los componentes activos en el veneno son escasos y teniendo en cuenta su gran potencial y la riqueza en fauna que posee nuestro país, para el Grupo de Investigación en Proteínas es importante continuar los estudios conducentes a la obtención y caracterización de nuevos péptidos y/o proteínas que presenten actividad antitumoral y que se encuentran presentes en venenos de dos especies endémicas (Crotalus durissus cumanensis y Tityus macrochirus (Buthidae), y una no endémica (pez león, Pterois volitans), los cuales son promisorios para el tratamiento de enfermedades neoplásicas. Estudios previos nos permitieron determinar el mejor método de extracción para la obtención del veneno activo de P. volitans, (EV), y evaluar su actividad citotóxica en células HeLa (cáncer de cérvix), HT-29 (cáncer de colón), HBT-26 (cáncer de mama) y HTR8 ( trofoblastos) entre otros; se observó una actividad diferencial. Con el veneno de Tityus macrochirus se realizaron diferentes métodos cromatográficos y se identificaron fracciones de péptidos con masa molecular de 3000 Da a 7900 Da y otras fracciones de proteínas con pesos moleculares mayores a 10000Da que corresponden principalmente a enzimas, ente las que se destacan la metaloproteasa y la hialuronidasa. Algunos de los péptidos generaron la mayor actividad citotóxica sobre las líneas celulares evaluadas y en su estructura los péptidos tienen entre 6 y 8 cisteínas en su estructura primaria. También se han adelantado estudios con el veneno de la especie, Crotalus durissus cumanensis (serpiente cascabel), un vipérido de importancia médica en Colombia pues la composición de su veneno le confiere una peligrosidad importante al contacto con humanos u otros animales; su composición aún no se ha determinado y por lo tanto puede obtenerse información de sustancias con potenciales aplicaciones biotecnológicas. Los resultados descritos son bastante promisorios y con el desarrollo de este proyecto nos permitirán postular péptidos y/o proteínas con actividad antitumoral.