Colombia es considerado un país privilegiado por una enorme diversidad biológica, y es uno de los 12 países megadiversos del mundo. A pesar de ser la única nación suramericana en poseer costas sobre el Océano Pacifico y el Mar Caribe, es también uno de los países con menor vocación marítima. Esto se refleja en el escaso interés para los recursos marinos y costeros, y el retraso en el desarrollo de la región costera. Entre los organismos marinos menos valorados se encuentran las macroalgas, que, a pesar de ser un componente fundamental a la base de la cadena trófica de todos los ecosistemas costeros, no han sido debidamente estudiadas. Trabajos recientes del grupo "Sistemática molecular y biogeografía de algas marina" sobre la flora marina del Archipiélago de San Andrès, Providencia y Santa Catalina han revelado una diversidad nunca antes apreciada, e incluso se describió una especie nueva para la ciencia. La costa continental del Caribe colombiano tampoco ha sido objeto de extensos estudios, en términos de macroalgas. Hay regiones muy pobremente exploradas, como el Golfo de Morrosquillo, la Guajira y el Darièn. Y aùn las regiones màs estudiadas, como el Parque Tayrona, las islas del Rosario y la zona aledaña a Santa Marta, no reciben la atención de los ficólogos desde hace más de 15 años, con ningún estudio sobre la flora marina desde el 2001. Considerando que las macroalgas constituyen un importante recurso marino, pueden ser buenas especies indicadoras de la calidad del agua y sintetizan una enorme variedad de compuestos bioactivos, es importante tener un conocimiento adecuado de las especies presentes en las aguas nacionales y su distribución. El presente proyecto pretende continuar la investigacion sobre la composición florística a lo largo de la costa caribe colombiana, incluyendo el Archipielago de San Andrés, Providencia y santa Catalina, para evidenciar si hay una subvaloraciòn de la diversidad hasta ahora reportada, la distribuciòn espacial de las especies a lo largo de la costa y la presencia de eventuales especies bioindicadoras. Además, se pretende elucidar, con la ayuda de herramientas moleculares, la identidad de eventuales especies crìpticas o pobremente definidas por caracteres morfológicos tradicionales (p.e. el genero Grateloupia).