El conocimiento social se desarrolla gracias a las interacciones que se tienen a lo largo de la vida. Dentro del conocimiento social existe un terreno epistemológico particular que es el dominio moral, el cual se refiere a concepciones de justicia, bienestar y derechos. Este conocimiento se construye a partir de enfrentar situaciones interpersonales con características morales relevantes las cuales llevan a comprender las implicaciones que tienen diferentes tipos de acciones. Es decir, que el conocimiento moral surge de la interacción y no es un conocimiento innato. Según la teoría de dominios específicos, los niños a muy temprana edad (i.e., desde los tres años) ya muestran preocupaciones de tipo moral, focalizadas principalmente en el bienestar, y razonan de manera diferente con respecto a otros dominios del conocimiento social. Partiendo de lo anterior, surge la pregunta por la génesis del conocimiento moral. Si el conocimiento se desarrolla a partir de las interacciones sociales tanto con adultos como con iguales y a los 3 años la mayor parte de la historia de interacciones está enmarcada en la relación con los cuidadores, se considera la hipótesis según la cual dicha relación juega un papel importante en la construcción de las comprensiones morales. Las relaciones con los cuidadores están asociadas al desarrollo de vínculos afectivos de apego dentro de los cuales, se sabe, que se construyen modelos internos de funcionamiento que abarcan una representación mental de la relación entre el bebé y su cuidador. Estas representaciones implican un conjunto de expectativas acerca de las interacciones sociales y son construidas a través de las interacciones con el cuidador, sin reflexión alguna o sin un control consciente de ello. Esto no implica que dichas representaciones no hagan parte del significado que el sujeto está construyendo sobre el mundo social. La relación entre el cuidador y el bebé organiza el mundo externo de este último por algún tiempo y posteriormente organizará el mundo interno o psicológico. Es basado en esta relación (entre cuidador y bebé) que el niño será capaz de hacer predicciones acerca del mundo y especialmente de la gente. Por consiguiente, si el desarrollo moral es propuesto como una construcción basada en las interacciones con otros y esas primeras interacciones ocurren en una mayoría del tiempo con los cuidadores, es esperable que las representaciones que se hacen a partir de tales interacciones estén relacionadas con el desarrollo moral y específicamente con sus orígenes. Tomando en cuenta lo planteado hasta aquí la meta es estudiar las características de esas interacciones con los cuidadores explorando alrededor las representaciones mentales que se desarrollan y su relación con la aparición de preocupaciones morales que empiezan a manifestar los niños/as desde temprana edad. Así mismo, es preciso considerar diferencias en las posibilidades sociales y culturales que pudiesen estar mediando en la manera como se configuran las interacciones de las diadas. Esto va a permitir dar cuenta de las distintas formas en la cuales la configuración de las conductas específicas de cuidado se relacionan con el sentido de agencia moral. Para tal fin, se propone observar a través de los Q sorts de apego y de sensibilidad materna a niños/as de 18 a 30 meses de edad y sus cuidadores principales en un ambiente natural. Además, se observarán en una situación en la que el cuidador construye para su bebé historias con características socio-morales evidentes. Se reportará la manera en que el cuidador va contando la historia, las reacciones de la diada y en general su comunicación verbal y no verbal. Por último, se le solicitará a los cuidadores contar tres situaciones: una, en la que se hayan sentido lastimados y/o heridos por lo que un igual haya hecho o dicho; otra, en la que un igual se haya sentido lastimado o herido por lo que hizo o dijo; y una última en la que el cuidador haya ayudado a un igual.