La pesca, y otras actividades asociadas al mar, como la navegación, constituyen formas a través de las cuales las comunidades de pescadores artesanales establecen una relación de coproducción con la naturaleza, que permite su supervivencia biológica y su reproducción cultural. Esta relación, que puede entenderse como una apropiación social de los ecosistemas marinos y costeros, configura territorios y territorialidades marítimas ancestrales, que complementan los espacios terrestres y son parte fundamental de la vida de estas comunidades (Cordell, 1989; Peron, 1996; Diegues, 1996; 1998).
Pese a la importancia de estos espacios y relaciones para las comunidades en cuestión, las discusiones en ciencias sociales sobre territorio han abordado solo tangencialmente los conceptos de territorio y territorialidad marítima y, cuando lo han hecho, han enfatizado principalmente una visión occidental y hegemónica, configurada a partir de la revolución industrial, que conceptúa el mar como un espacio deshabitado y un recurso abierto, pasando por alto la posibilidad de otras formas de entenderlo y relacionarse con este (McCay, 1987; Diegues, 1996; Nietschmann, 1989; 1997).
Esta visión sobre el mar como un baldío, que es también aquella manejada por los Estados nacionales y los tratados internacionales, ha tenido serias implicaciones sobre la vida y el bienestar de las comunidades costeras e insulares, que en el caso colombiano, han sido virtualmente olvidadas por el Estado, y hoy enfrentan graves conflictos sociales y ambientales, muchos de ellos derivados de los impactos del ingreso en los territorios de estas sociedades, de nuevas formas de vida, nuevas formas de usos de los recursos, y de políticas e inversiones públicas que no tienen en cuenta las particularidades de las mismas (Márquez, 2014).
De manera fundamental, en medio de estos cambios, los territorios y las territorialidades marítimos, costeros y fluviales de estas comunidades no solo no han sido reconocidos por el Estado, ni por los diversos actores externos que hacen presencia en ellos, sino que actualmente enfrentan severos procesos de desintegración y expropiación, con graves consecuencias para los mundos materiales y simbólicos de estas comunidades (Márquez, 2014).
Considerando lo anterior, este proyecto propone iniciar una primera exploración sobre los diversos territorios acuáticos ancestrales, y las territorialidades que se configuran en torno a ellos, de las comunidades insulares, costeras y fluviales del Caribe Colombiano, que permita a futuro generar una investigación de mayor alcance. Para ello, se propone realizar una cuidadosa revisión de literatura buscando aquellos estudios que han llamado la atención sobre la existencia de estos sistemas de apropiación de espacios marinos y costeros, basados en valores culturales relacionados con la construcción de identidades sociales y sentimientos de pertenencia, y arraigados en conocimientos y prácticas que garantizan su uso efectivo y proveen beneficios materiales y simbólicos a los pueblos pescadores. Igualmente, se buscará hacer un mapeo general de las comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinas de la región, que han configurado territorios marinos y fluviales en la zona, identificando además aquellas que han iniciado procesos de lucha o movilización por la defensa de los mismos. Además, el proyecto propone complementar el componente teórico y conceptual, con estudios prácticos que permitan hacer un primer acercamiento a las diversas formas de apropiación social de los ecosistemas, los conflictos socioambientales y territoriales, y los procesos de pérdida y expropiación territorial que experimentan estas comunidades. |