La fruticultura es una actividad económica de importancia creciente en Colombia, Ecuador y Perú de la que dependen muchos pequeños productores. Esta dinámica se ha dado a pesar de la volatilidad de los precios do compra y limitaciones (en diferente grado según el país) fitosanitarias, de productividad de cultivos, investigación agrícola, asistencia técnica, infraestructura y acceso al crédito, entre otras, restricciones que, en conjunto, afectan la calidad de la oferta de frutas y la competitividad de sus cadenas productivas. A todo esto se suma el aumento de la variabilidad climática interanual que afecta muy especialmente a la agricultura familiar (AF), debido a la difícil adaptación de los cultivos a dicha nueva realidad. De un modo similar, en el caso de la AF la sustitución de cultivos por parte de los pequeños productores es muy complicada, pues para implantar nuevos productos es necesario un desarrollo de mercado paralelo que escapa a las posibilidades de los agricultores. A diferencia de lo que sucede en países desarrollados en los que la disponibilidad de información espacializada de las relaciones suelo-agua-planta-clima permite optimizar las prácticas agrícolas y brinda una poderosa herramienta de respuesta al cambio climático, en el sector frutícola andino dicho contexto propicio es prácticamente inexistente. Utilizando un modelo semejante de trabajo coordinado entre asociaciones de productores y transformadores, de dinámica comprobada en eI desarrollo del proyecto “Modelo de plataforma para el aprovechamiento integral, adición de valor y competitividad de frutales comerciales andinos” financiado por FONTAGRO, esta propuesta busca incrementar la productividad y competitividad de las cadenas frutícolas del aguacate, las pasifloráceas y los cítricos mediante acciones coordinadas entre productores, transformadores, comercializadores, instituciones académicas y de formación para implementar tecnologías sostenibles y sustentables de adaptación al cambio climático, y mejorar la calidad y vida útil de frutas frescas o sus derivados. Para ello se propone desarrollar un conjunto de actividades integradas en cuatro componentes, a saber: (1) Tecnologías para los Sistemas de Producción Frutícolas; (2) Tecnologías Agroalimentarias y Desarrollo de Productos; (3) Análisis tecnoeconómicos del impacto y (4) Extensión Rural, Transferencia Tecnológica, Difusión y Productos académicos. Cada componente tiene diversas sub-componentes que se describen en la sección III C. Los resultados esperados se detallan en la sección II D. Dentro de ellos se destacan el establecimiento de la línea base y seguimiento de balances hídricos y de nutrientes y de la huella de carbono de cultivos representativos, instalación y puesta en marcha de equipos de medida y de granjas con instalaciones básicas de riego, sistema webSIG de espacialización de algunas zonas productoras, caracterización y seguimiento de la calidad de la oferta de fruta de dichas zonas, propuesta de aprovechamiento integral de la biomasa generada en los cultivos mediante esquemas de biorefinerías que incluyen el desarrollo de productos de valor agregado basados en fruta y/o sus residuos. Todo lo anterior complementado con programas de divulgación y transferencia del conocimiento generado dirigidos al público general, unidades agrícolas, empresas comercializadoras y transformadoras utilizando desde actividades puntuales como noticias, folletos, talleres, capacitaciones, días de campo, etc., hasta módulos de formación tecnológica y técnica profesional. El valor total del proyecto es de US$1.250.0000 de los cuales se solicitan a FONTAGRO US$400.000