El fenómeno de crecimiento y desarrollo de las ciudades en la búsqueda imparable de lograr territorios urbanos más competitivos, sostenibles y acordes a estándares globales, paradójicamente ha contribuido a acrecentar los desequilibrios entre lo urbano en su acepción física y preservación del tejido social. Los proyectos urbanos institucionales acotados en zonas específicas de la ciudad, han terminado por generar nuevos modelos que no siempre se sustentan en el pensamiento colectivo y los imaginarios de progreso y desarrollo comunitario.
En este sentido, nos acercamos a los barrios Pedregal, Santander y Doce de Octubre, como ejemplos que nos permiten contrastar por un lado, la lucha por la preservación de la memoria colectiva y conservación del tejido social enfrentado, a unos desarrollos urbanos que poco a poco irán transformado no solo el territorio en su forma física, sino también las dinámicas cotidianas en el contexto de los nuevos modelos de ocupación del suelo.
En consecuencia, el proyecto pretende buscar los determinantes para salvaguardar la memoria colectiva de los habitantes afectados por la obra pública, conservando, preservando y dándole espacio, a las memorias en función de la apropiación de los nuevos asentamientos.
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