La prematurez desde hace varios siglos ha representado un problema de salud pública grave. Se puede definir como parto pretermito o prematuro todo parto que ocurra antes de la semana 37 o antes de los 259 días pos concepcionales. Se puede clasificar según la edad gestacional y se complementa con el peso al nacer, siendo la edad gestacional un factor predictor para la sobrevida de estos niños(as). En los niños (as) recién nacidos prematuros, según el estudio realizado por Ricci y Cols., pueden existir diferentes hallazgos neurológicos, en comparación con los bebés nacidos a término, consistentes en la formación y crecimiento sub-óptimo de sustancia blanca, cuerpo calloso, corteza, cerebelo y sustancia gris, teniendo un alto impacto en el desarrollo motor. De igual manera, Womack y Heriza manifiestan que el desarrollo motor, de los niños (as) nacidos prematuros, es significativamente más lento y con diferente calidad de movimiento que los niños (as) nacidos a término. Además el desarrollo no solo se ve afectado por la condición propia de prematurez, sino también por la presencia de signos de estrés durante la estancia en la UCI, puesto que estos son conductas que se manifiestan cuando los prematuros (as) son sobrecargados por la continua estimulación que les entrega el medio ambiente y las manipulaciones relacionadas a sus cuidados, como se observa en la publicación realizada por Smith G, at cols, el estrés neonatal en Unidad de Cuidados Intensivos está asociado con el desarrollo del cerebro en prematuros, encontrando que a mayores niveles de estrés se observa una menor anchura del cerebro frontal y parietal y también que los cerebros de los bebés tenían alteraciones en la micro-estructura y en la conectividad funcional dentro de los lóbulos temporales. Tomando en cuenta el estres neonatal y el desarrollo del prematuro se plantea en el mundo el modelo NIDCAP (New born Individualized Developmental Care and Assessment Program) como estrategia de intervención, este modelo es un programa de intervención, basado en la teoría sinactiva la cual propone que debe existir una coordinación entre 5 subsistemas (Autonómico, Motor, Estado de conciencia, Atención/interacción y Autorregulación) y cualquier alteración de alguno de estos producirá un efecto domino, conduciendo así a una desorganización que va a influir en la estabilidad vital y su posterior desarrollo neurológico. Las modificaciones propuestas por el modelo son: modificaciones ambientales, posicionamiento, ayudas posturales, respetar las horas de sueño, preparación por medio de hablar con el niño(a), caricias e incluso darle unas gotas de leche materna, estas últimas con el fin de que por medio del tacto y del olfato se le brinde un estímulo tranquilizador antes de cualquier intervención, entre otras.(Servicio Neonatología - Grupo NIDCAP, 2008). En la actualidad se ha demostrado en varios estudios como el realizado por Als, et al que el modelo NIDCAP mejora significativamente el neurocomportamiento, la electrofisiología y la estructura cerebral de los neonatos pretérmino con restricción del crecimiento intrauterino. Por lo cual el presente proyecto pretende determinar el comportamiento de los signos de estrés ante el programa NIDCAP.