En Colombia las mandarinas, presentan altas pérdidas en poscosecha que se deben, entre otros factores, a la falta de investigación y ejecución de prácticas que prolonguen la vida útil de los productos cosechados, poca infraestructura y conocimiento para un adecuado manejo en la etapa poscosecha, hay deficiente implementación de empaques, insuficiente tecnología disponible para mejorar presentación; baja calidad externa del fruto (Aguilar et al., 2012).
En Colombia se estiman pérdidas entre el 12% y 25% del total de la producción, donde la manipulación y las condiciones de almacenamiento no son las más adecuadas y se dispone de muy baja tecnología (FAO, 2011). (Aguilar et al., 2012) mencionan que el desarrollo, evolución y crecimiento del mercado interno colombiano está permitiendo que la oferta citrícola de países vecinos perciba a Colombia como un importante mercado de destino para su producción
2
exportadora. Los precios nacionales de las mandarinas se han mantenido altos para el productor y consumidor final, aunque la importación de esta fruta ha mostrado un crecimiento en los últimos años, alcanzándose un precio implícito de US$ 125/ton en 2011 en comparación con US$ 139/ton en 2010 (Aguilar et al., 2012, Agronet, 2011). El producto más dinámico en las importaciones de la Cadena de los cítricos es la mandarina con un crecimiento promedio anual de 65.1% (Aguilar et al., 2012; MADR, 2011), cifras que reflejan la débil competitividad de la producción nacional y el riesgo para los productores nacionales de ser desplazados totalmente del mercado nacional. Ecuador es el principal proveedor con 11.361 toneladas.
Los cultivos de frutales representan un renglón importante en la economía Colombiana, para el año 2011 se reportaron 241.886 ha con una producción de 3.306.049t, donde los principales cultivos fueron plátano (47% de la producción), cítricos (14%), piña (7%), aguacate (3%), mango (3%) y papaya (3%) (MADR, 2012). Dentro de los cultivos de cítricos, la mandarina (Citrus reticulata) ocupa el segundo renglón en importancia después de la naranja (23, 9 y 49,7 t respectivamente) (Aguilar et al., 2012). Para el mismo año se reportaron 8.067 ha del cultivo de mandarina, con una producción de 106.732t, donde el principal departamento productor fue Santander con cerca del 72% de la producción y área sembrada en el país (Agronet, 2012). A nivel mundial, China es el principal productor de mandarina, seguido por España y Japón (Aguilar et al., 2012). Asimismo, el renglón de los Cítricos participa con aproximadamente un 24% de los empleos directos generados dentro del sector de frutales en Colombia; la importancia que tiene este cultivo en la agricultura nacional, se refleja en el total de empleos directos con relación a los generados por el grupo de los frutales. En proporción, se dice que por cada empleo directo destinado a las labores permanentes, se generan tres indirectos. Esto se refleja en estabilidad del subsector agrícola Cítricos (Aguilar et al., 2012).
Por otro lado, Colombia también importa cerca de 9.796 t de mandarina fresca al año, con un valor de 1.312.127 US$ (Agronet, 2012), representando el 11,1% del total de las importaciones de productos cítricos del país, siendo el producto más dinámico, con una tasa de crecimiento promedio anual de 65,1% (Espinal et al., 2005). Lo anterior se debe a que la oferta del país no suple la demanda y los niveles de calidad de la fruta son deficientes, principalmente por condiciones de manejo poscosecha inadecuadas (selección, clasificación, uso de empaques y almacenamiento), fisiología del producto e insuficiente tecnología para mejorar la presentación del mismo, lo que incrementa las pérdidas en poscosecha, las cuales oscilan entre 12 y 25% dependiendo del nivel tecnológico del sistema de producción, afectando finalmente la competitividad del sector (Aguilar et al., 2012; MADR, 2012). |