Greene et al. (2001, 2004) iniciaron un programa de investigación neuropsicológica del juicio moral utilizando IRMf en sujetos sanos mientras contestaban a una batería de dilemas morales. Investigaciones posteriores aplicaron la misma batería de dilemas a pacientes con lesiones cerebrales, o con trastornos de personalidad antisocial para verificar la hipótesis según la cual una deficiencia emocional bloquearía el juicio deontológico (Mendez et al. 2005; Lough et al. 2006; Ciaramelli et al., 2007; Koenigs et al. 2007; Bartels & Pizarro 2011; Koenigs et al. 2012). Estos estudios siguieron la interpretación de Greene et al (2004), que postula en los seres humanos dos módulos cerebrales para el juicio moral, uno deontológico y otro utilitarista. Las personas con daños cerebrales o con tendencias de personalidad antisocial, exhiben un predominio del módulo utilitarista respecto del funcionamiento de los sujetos normales Greene 2007). La teoría de los módulos cerebrales ha suscitado críticas justificadas. Las más promisorias señalan que la carencia de empatía es una explicación más simple que la de dos módulos (Wiech et al. 2012); y que la batería de Greene es inadecuada para concluir que los pacientes tienen una inclinación aumentada hacia el utilitarismo, debido a que sus viñetas contienen variables no controladas que invitan el influjo de emociones que no están relacionadas con el interés en maximizar la felicidad general (utilitarismo) (Rosas et al. en prensa) En la presente investigación aplicaremos experimentalmente una nueva batería de dilemas morales. Si bien todos los dilemas enfrentan al sujeto experimental a la decisión de sacrificar a un individuo inocente para salvar varias vidas, la batería a emplear se divide en 3 categorías. Solo una de ellas enfrenta a los sujetos experimentales a una historia que opone una decisión utilitarista a una deontológica. Las otras dos categorías incluyen variables adicionales. Comparando las respuestas a las distintas categorías podremos inferir si las variables adicionales tienen un influjo por encima de la presunta inclinación hacia juicios morales utilitaristas. Nuestro estudio no se hará en pacientes, sino en una muestra de sujetos sanos. Nos basamos en la hipótesis de que los niveles de empatía o de psicopatía, que varían en sujetos sanos, son la verdadera causa de la distorsión. Respecto de la psicopatía, estudios psicométricos indican que se trata de una variable dimensional, como la empatía, más que una categoría dicotómica (Glenn et al 2009). Asumiendo este punto de vista, aplicaremos la batería a una población normal, previamente medida en cuanto a los niveles de empatía y psicopatía, siguiendo a otros estudios similares (Bartels y Pizarro 2011, Wiech et al. 2012; Gleichgerrcht & Young 2013). Clasificando la muestra en niveles altos y bajos de psicopatía y empatía, podremos comprobar si existe correlación de las respuestas a los dilemas con los niveles medidos, y precisar hasta qué punto los niveles bajos de empatía o altos de psicopatía determinan juicios utilitaristas, o reaccionan a las variables adicionales que incluiremos en el estudio.