La expansión de los sistemas de transporte y de infraestructura de la Bogotá contemporánea, como es el caso de Transmilenio, ha causado la aparición de grandes “cicatrices” que cortan los flujos urbanos y que generan la aparición de bordes urbanos inseguros, sin vida y con largas fachadas de culatas, que sufren del fenómeno de “vacuidad fronteriza”, en palabras de Jane Jacobs en su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades americanas” (1973, Madrid, Ed. Península). Estos procesos se autoalimentan, pues las zonas de borde entran en dinámicas de degradación y olvido, y empiezan a afectar a los sectores aledañas con problemas de inseguridad, devaluación y abandono. Se genera, en síntesis, lo que Jacobs llamaría “estrangulamiento” de estas zonas, que se convierten en un “final de trayecto”. La indiferencia hacia la calidad del espacio público por parte de las autoridades responsables al plantear los proyectos de infraestructura de transporte y la falta de inclusión de la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones con respecto al espacio urbano, así como la falta de coordinación entre entidades, marco normativo y proyectos, son causas principales en la aparición de estos bordes. El proyecto busca proponer alternativas de solución para la falta de vitalidad de los bordes urbanos al interior de las ciudades a través del planteamiento de intervenciones arquitectónicas e interdisciplinares, enfocándose en una de las zonas de la ciudad que más presenta estos problemas actualmente, la Calle 26, entre Avenida Caracas y Carrera 30. El tramo específico de intervención, en el que se desarrollará el proyecto a su escala arquitectónica, se definirá a medida que avance la investigación. A partir de un estudio previo tanto el problema de los bordes en general, sus causas y consecuencias como del sector de intervención específicamente y de una investigación de conceptos y referentes, se establecen unos lineamientos guía para este proyecto de intervención. En conjunto con esto, una parte importante del planteamiento es la incorporación de la participación ciudadana como parte de los procesos de planeamiento y planteamiento de la ciudad, por medio de actividades que inviten a la ocupación de los bordes. Adicionalmente, a partir de la identificación de “vacíos” normativos que permiten la aparición de estos bordes, se propondrán una serie de recomendaciones para que la normativa incluya la preocupación por la calidad y la vitalidad del espacio público. En síntesis, la investigación busca maneras de tejer estos bordes con sus contextos para que dejen de ser fronteras vacías y se conviertan en ejes de actividad que tengan la importancia y potencia en términos de espacio público, que tienen las arterias vehiculares que los han creado como parte de la estructura de movilidad de la ciudad.