La construcción de la agenda de los gobiernos tiene distintas etapas (Aguilar Villanueva: 2000), todas vinculadas a las redes políticas, estructuras de poder y su conformación institucional, y a las formas de organización social precedentes, frente a las cuales subyace una política cultural particular, esto es, una lucha por el posicionamiento de temas, imaginarios y significados compartidos, que hacen parte de los diferentes intereses y problemáticas sentidas en una sociedad, y que logran trascender hasta posicionarse en temas para el gobierno a través de una ventana de política.
Los problemas que entran al circuito de la discusión pública, ya sea porque afecten a un determinado grupo social o porque se jalonen desde una fuerte maquinaria política para su consideración como de interés general, tienen un respaldo y particular forma de recepción dentro del marco institucional, ya sea, en las redes de políticas y comunidades de políticas través del despliegue de distintas estrategias discursivas, o, a través de prácticas de acción colectiva, movilizadoras de la opinión y la reclamación social.
Se plantea que en la conformación institucional, los gobiernos locales mantienen, parcialmente, pero de manera significativa, prácticas de poder basadas en la imposición de los intereses de grupos locales tradicionales; generalmente conformados por políticos profesionales que siguen dando un tratamiento de clientela política a sus electores, y lejos están de poner en práctica los aspectos de la gobernanza (Kooiman,2005; Peters y Pierre, 2005; Mayntz, 2001) fundados, entre otros, en el ejercicio de planificación participativa interdependiente de los distintos actores sociales, públicos y privados, para la identificación de las demandas colectivas más apremiantes de respuesta y gestión política.
En muchos casos, a pesar de que declarativamente los gobiernos sean democráticos y participativos, la atención gubernamental a los problemas locales, o la forma en la que estos problemas llegan a convertirse en temario de los asuntos públicos para su traducción en políticas públicas no siguen los cauces o ideales programáticos ofrecidos durante la campaña electoral; resultando muchas veces, al final de la gestión gubernamental, en localidades con una acumulación de problemáticas sociales sin solucionar. De este modo, nos encontramos con municipios cuya formulación de los planes de desarrollo municipal desconocen las reclamaciones de sus comunidades y las problemáticas que requieren decisiones para la acción gubernamental.
¿Cuáles son los mecanismos de participación accionados por los actores sociales y/o el funcionamiento de las redes de grupos de interés en la formulación y ejecución de las políticas públicas de los gobiernos locales? ¿Existen incentivos institucionales tales como la e implementación de efectivos sistemas de información pública para los efectos de la construcción colectiva y la ejecución de la agenda? ¿De qué modo se fomenta la actitud crítica y participativa de la ciudadanía en la agenda pública?
El abordaje de la presente investigación, busca contribuir al conocimiento del proceso de formulación de la agenda pública, asumiendo que la búsqueda de mecanismos procesales para su aplicación y la identificación de las acciones colectivas adelantadas por los diferentes estamentos sociales y la configuración de las redes públicas, visibilizan las formas institucionales de participación como derecho y deber, y la incentiva desde otro punto de vista, descubriendo posibles escenarios de conflictividad.
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