El desarrollo de la profesión médica ha pasado por múltiples etapas para consolidarse como modelo hegemónico. La medicina biomédica occidental sufre un proceso de expansión extraordinaria a partir de la Segunda Guerra Mundial, consolidando un modelo basado en un desarrollo tecnológico sin antecedentes. Durante este trayecto, las vertientes no convencionales se excluyeron tanto de la práctica como de la enseñanza, alejándolas de la sociedad científica imperante. Desde ese momento su supervivencia se basó en el mantenimiento de escuelas informales y del estatus conseguido por sus resultados favorables en la comunidad. Durante los últimos años ha aumentado el uso de la Medicina Alternativa en el país, lo cual ha generado que los profesionales de salud tengan que enfrentarse frecuentemente ante las preguntas de los pacientes en cuanto a características, eficacia y condiciones para el uso de las mismas. A pesar del auge en el uso de estos sistemas muchos de los profesionales médicos los desconocen y tienen poca información sobre sus fundamentos. Al revisar la literatura se encuentra que esta situación conlleva a una pobre recomendación y discusión de estas alternativas terapéuticas en la práctica diaria con pacientes. La visibilización de estos sistemas médicos aporta resultados en diferentes niveles. Se establecen modelos de atención en salud, supervisados por medio de normas y leyes dictadas por el Estado, y por la misma comunidad médica a través del ejercicio de la ética. Por otra parte, la búsqueda de nuevo conocimiento y la validación del ya existente, permite la llegada de éstos a los ambientes universitarios. La educación médica es una materia de gran interés social. La creación de la Maestría en Medicina Alternativa en la Universidad Nacional de Colombia, marca una nueva etapa para estos sistemas médicos re-emergentes; su validación en ambientes universitarios permite una mayor difusión y profundización en temas de interés general. Bajo esta visión, se debe analizar cómo el cuerpo docente asume esta situación, ya que esto determinará en gran medida qué tanta información llega a los estudiantes, bajo qué parámetros y con qué calidad. Así mismo, determinará de alguna manera que cambios pueden presentarse en los planes curriculares de formación tanto en pre como posgrado. El uso del constructo actitud para analizar el cuerpo docente, se justifica porque muchas de las ideas frente a la Medicina Alternativa y Complementaria están cargadas de valores. Requiere no sólo conocimiento de hechos, sino también la adhesión a una posición o una acción de acuerdo con esta última. Las actitudes se definen como tendencias o predisposiciones con componentes cognitivos, conductuales y emotivos, positivos o negativos, hacia un determinado objeto o proposición abstracta o concreta. Como producto de un proceso de socialización, las actitudes influyen o condicionan fuertemente las distintas respuestas a los diversos estímulos que un individuo recibe de personas, grupos, objetos o situaciones sociales. La investigación de las actitudes de los profesionales médicos docentes de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, sobre la Medicina Alternativa y Complementaria es la mejor forma de establecer su conocimiento, sentimientos y conductas frente a estos sistemas médicos.