El desarrollo económico y social en América Latina y su transformación hacia sociedades más intensivas en el uso de energía ha producido un continuo crecimiento en el consumo energético de la región. Se estima que apenas un 22% del potencial hidroeléctrico y un 4% de las restantes energías renovables son aprovechadas en la actualidad. Sin embargo, 61% de la generación eléctrica es renovable (OLADE 2011). Esto hace que el mercado eléctrico de América Latina sea vulnerable a la variabilidad climática a corto y mediano plazo y al cambio climático en el largo plazo.
El clima de América Latina está principalmente influenciado por el anticiclón del Atlántico Norte, la Oscilación Decadal del Pacífico, el ENSO, la migración de la Zona de Convergencia Intertropical, la oscilación de Madden Julian, las ondas del Este, entre otros fenómenos que tienen lugar en diferentes escalas espaciales variables desde eventos puntuales hasta escalas interdecadales. En la parte sur del continente toman mayor relevancia los anticiclones del Atlántico y el Pacífico, la baja presión térmica del noroeste de Argentina, y los vientos del oeste en las latitudes medias. Estos patrones de circulación interactúan fuertemente con la topografía, caracterizada por una orientación predominante norte-sur que se extiende desde las cordilleras de México y Centroamérica hasta los Andes de Sur América. Dichas características dividen la región en dos sistemas contrastantes pero interdependientes, donde se producen distintos sistemas atmosféricos que generan no homogeneidades en la hidroclimatología (Joyce & Arkin, 1997; Xu et al., 1999; Sorooshian et al., 2002; Reboita et al., 2010; Liu y Allan, 2012), con alta variabilidad en el espacio y el tiempo.
Análisis de complementariedad se han desarrollado en muchas áreas de conocimiento, como matemáticas (e.g. Billups y Murti, 2000), química (e.g. Wittenberg e Isaacs, 2012), medicina, biología (e.g. Keen, 1990), sociología (e.g. Rains y Ruppel, 2013), economía (e.g. Quaas et al., 2013). Así también es posible hablar de complementariedad entre fuentes energéticas (Beluco, Souza, y Krenzinger, 2008; Beluco, Souza y Krenzinger, 2012a y 2012 b; Neto, Risso y Beluco, 2014) y complementariedad en mercados energéticos (Chair y Barnés De Castro, 2010; Li et al., 2014; Ochoa y Van Ackere, 2012; Ochoa y Van Ackere, 2014; Ochoa y Van Ackere, 2014; Gabriel et al., 2013). El análisis de complementariedad en mercados energéticos se ha basado en la tendencia mundial de integración regional de los mercados con el objetivo de aumentar la seguridad en el abastecimiento de la demanda, eficiencia económica y calidad ambiental. Latinoamérica comenzó en la década de los años setenta una importante integración mediante la creación de tres grandes bloques: El Mercado Común del Sur - MERCOSUR, La Comunidad Andina - CAN y el Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central - SIEPAC (Ochoa et al., 2013).
Son muy pocos los estudios que se han realizado sobre la complementariedad hidroclimática de la región y las potencialidades que pueden derivarse del entendimiento de los regímenes climáticos de los países y del aprovechamiento de los mismos en la producción de energía eléctrica. Este proyecto propone hacer un diagnóstico de la variabilidad espaciotemporal y la complementariedad hidroclimática en Latinoamérica con el objetivo de plantear herramientas para la gestión eficiente de la generación y el mercado de energía eléctrica. Nuestros resultados podrán ser insumo para el desarrollo de acuerdos de intercambios comerciales entre países y el análisis de viabilidad de desarrollo de interconexiones eléctricas. |