El cultivo de hortalizas en Colombia es un renglón importante en la agricultura campesina y de pequeños productores (entre media y tres hectáreas); constituyéndose en una actividad generadora de mano de obra y en una fuente permanente de ingresos por los ciclos cortos y repetitivos de cosecha. Una característica de este es la alta dependencia a insumos importados como semillas y agroquímicos, incrementando así los costos de producción. Dentro de los agroquímicos requeridos los herbicidas son ampliamente utilizados, estos representan el 45,4% del mercado de plaguicidas a nivel mundial. El control de arvenses es una de las prácticas que más influyen en la producción de hortalizas. El conocimiento de la composición, la dinámica estacional, la germinación, la viabilidad y aspectos relacionados con la latencia del banco de semillas en un suelo de uso hortícola, permiten establecer prácticas de manejo y control de arvenses, que respeten el equilibrio del ecosistema, reconozcan los servicios ambientales generados por las arvenses en los cultivos y promuevan un uso racional de agroquímicos.
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