Según la Organización Mundial de la Salud el cáncer es una de las causas principales de muerte en todo el mundo: casi 10 millones de fallecimientos en 2020[5]. Ese año, los más comunes (en términos de nuevos casos de cáncer) fueron: de mama (2,26 millones de casos), pulmonar (2,21 millones de defunciones), colorrectal (1,93 millones de casos), de próstata (1,41 millones de casos), de piel (no melanoma) (1,20 millones de casos)y gástrico (1,09 millones de casos). Los tipos de cáncer que causaron un mayor número de fallecimientos en 2020 fueron los siguientes: pulmonar (1,8 millones de defunciones), colorrectal (935 000 muertes), hepático (830 000 defunciones), gástrico (769 000 defunciones) y de mama (685 000 defunciones) . En Colombia, un promedio de 42.307 personas murieron anualmente por cáncer entre los años 2016 y 2020, y sin embargo un 70% de estos casos hubiesen podido ser mejor manejados con una detección temprana, un control de la enfermedad más preciso y una terapia orientada por el tipo y grado de la patología. En particular, en el departamento de Nariño, se reportó un promedio de 1.188 muertes anuales por cáncer entre 2016 y 2020, de las cuales 236 corresponden a cáncer de estómago , una enfermedad prevalente en la región que necesita de caracterización patológica más precisa, estratificación reproducible y cuantificación de los diferentes patrones para construir evidencia que soporte las decisiones terapéuticas. El desarrollo de una política pública depende del conocimiento de la patología y de la fortaleza del sistema de salud.
En Colombia, el volumen de casos de cáncer gástrico sobrepasa de lejos la capacidad de respuesta del sistema de salud y el análisis que se hace depende de la experiencia y el grado de formación del experto, un proceso definitivamente más eficaz si existiesen redes de apoyo. Los escasos reportes existentes en el país indican que menos del 5% de los cánceres gástricos se detectan en estadios tempranos [6], una cifra que pudiese verse incrementada por la adherencia a protocolos de inspección sistemática [1] que aseguren la exploración completa del estómago y excluyan la posibilidad de áreas ciegas. A pesar de que la endoscopia sigue siendo considerada el estándar para la detección temprana del cáncer de estómago, ninguna política de prevención integra este examen en el manejo de la enfermedad gástrica. Un examen endoscópico se realiza después de un largo manejo sintomático del dolor epigástrico, y usualmente sin ningún protocolo que sistemáticamente determine la exploración de un número mínimo de regiones del tracto gastrointestinal. Del mismo modo, una vez se establece la necesidad del procedimiento y se obtiene material para examen patológico, el diagnóstico es tardío y muchas veces incompleto, En general, mientras patólogos formados en Japón consideran las lesiones en la mucosa como malignas y se requiere de gran habilidad para encontrar esta lesión [7], en nuestro medio el número de patólogos especializados es muy pequeño y en general el número de patólogos en las regiones es insuficiente [8]. Esto es crítico en la región Suroccidental, donde la densidad de patólogos es muy baja, particularmente en Nariño. La severidad del cáncer se establece de acuerdo a la evaluación que hace el especialista sobre el estado y el grado de proliferación del tumor. La cuantificación de la patología y la estratificación apropiada son en este contexto necesidades del análisis, mientras que la calidad del diagnóstico y el tiempo de respuesta podrían mejorarse, con el desarrollo de redes de apoyo y el uso de inteligencia artificial. En este contexto, la introducción de herramientas de análisis automático permitiría una categorización más fina del diagnóstico y el diseño de terapéuticas orientadas por una gradación objetiva de la enfermedad. |