El ejercicio de la planificación se basa en categorías síntesis del diagnóstico y la formulación, enfocadas especialmente en tensiones, conflictos de uso, usos potenciales, capacidad de acogida, entre otros conceptos que posibilitan aproximaciones metodológicas y disciplinares al problema de integración de la información básica sobre los atributos, características o condicionantes del territorio. Lo anterior con el fin de entender, planificar o gestionar adecuadamente el desarrollo y el ordenamiento del mismo.
El modelo de capacidad de acogida (MCA) es una herramienta que permite determinar para qué usos es más apto un territorio, y a la vez menos vulnerable. Busca armonizar la interacción entre el hombre y la base natural sobre la que desarrolla sus actividades, de modo que éstas sean lo más productivas posibles, pero no pongan en riesgo las condiciones originales de la biota y los elementos abióticos, de los ecosistemas y los servicios ecosistémicos en dicho territorio. Los resultados del MCA permiten zonificar un territorio según las vocaciones, a partir de lo cual se despliega el modelo de ocupación.
El MCA se aplicó en un ejercicio realizado por la Universidad Nacional de Colombia para EPM en las inmediaciones del embalse del proyecto hidroeléctrico Ituango (PHI), en dos momentos: antes y después del llenado del embalse. En 2017 se desarrollaron los modelos y se determinó la zonificación teórica del territorio, y en 2020, ya con el río Cauca represado, se verificaron los resultados, analizando la viabilidad de los lugares identificados con cierto potencial, que habían sido propuestos. Este segundo momento permitió validar el modelo utilizado para cada uso, las variables empleadas para determinar la aptitud y la vulnerabilidad de un territorio a cada uno de los usos evaluados, tales como el turismo, la navegación y la pesca.
El MCA, por el contrario, es altamente flexible en cuanto a las variables a tener en cuenta y la calificación que se les da a las mismas, de manera que posibilita zonificar un territorio con base en sus potencialidades de uso, y en función de los intereses, las condiciones y las características locales, es decir, reconociendo las vocaciones naturales de los territorios y las tradiciones, la cultura y la historia de la comunidad que los habita, con una marcada orientación conservacionista y de sostenibilidad. Por tanto, esta metodología posibilita el manejo y la ordenación de los territorios de una manera más adecuada.
Los resultados del ejercicio se expresan en la espacialización de las zonas con capacidad de acogida alta y media para los usos evaluados, así como de las áreas excluidas por representar amenazas naturales, o por tener una vocación de conservación o de restauración para la protección de los ecosistemas naturales. De la superposición de las áreas con capacidad de acogida para los distintos usos y la aplicación de la matriz multiobjetivo se produce un mapa de zonificación para toda el área de estudio.
La verificación incluyó, además de las observaciones hechas en campo, la actualización de información de base más reciente o a una escala más detallada que la utilizada en el primer momento. Por tanto, algunos cambios que se realizaron en la zonificación se debían a este nuevo nivel de detalle y mayor actualización en estudios de amenazas naturales, coberturas terrestres y dinámicas hidráulicas del cuerpo de agua, más que a un ajuste propiamente dicho al modelo empleado. |