Se propone la culminación de un programa que se inició en 2014 y que ha producido: José Antonio Amaya y Julián Rendón Acosta. La formación de Hebephilo naturalista, 1791-1794. Fronteras de la Historia 21, 2 (2016): 104-131 y José Antonio Amaya y Julián Rendón Acosta. Veintiuna líneas que cambiaron la Historia de la Ciencia en Nueva Granada y su relación con la Metrópoli. Análisis de la descripción de la Flora de Bogotá de Francisco Antonio Zea a Antonio José Cavanilles. Historia Crítica Nº. 63 (2017): 33-52.
El presente proyecto propone una reconstrucción y una interpretación del trasfondo político y científico en que se consumó a principios de 1817 la transferencia del Gabinete de la Expedición Botánica (1783-1816) a Madrid. Las colecciones fueron recibidas en el Palacio Real el 3 de octubre de 1817 en presencia del rey Fernando VII (1784-1833) y con la asistencia de Mariano Lagasca (1779-1839), director del Jardín Botánico. La historiografía identifica a Pablo Morillo (1775-1837), general en jefe del Ejército Expedicionario (1814-1820), como el autor de la iniciativa de trasladar manu militari aquel gabinete. Lo que ocurrió fue que al mando militar se le comunicó la Real Orden que disponía el traslado a España del gabinete, junto con una descripción de las obras y efectos que habían quedado a la muerte de José Celestino Mutis (1732-1808). Se reconstruyen los antecedentes de la representación que traía consigo el alto mando. Asesorado por Lagasca, el rey Fernando VII, consideraba la Flora de Bogotá como acabada y que en la Europa no hay otra igual, aunque hasta ahora la metrópoli nada posee de ella. Madrid emerge como capital imperial desprovista de pruebas sensibles de su papel en el desarrollo de las ciencias naturales en Nueva Granada. Al momento de la transferencia, el interés de Lagasca por la Flora de Bogotá era sobre todo patrimonial, en la desconocida coyuntura de emulación que generaba desde 1805 la publicación de la obra de Alexander von Humboldt (1769-1859) en París. Al establecer qué era lo que había producido la Expedición, la corona dependía de representaciones forjadas por criollos. Recurrió a Materiales para la historia de la botánica, artículo publicado en 1800 por Antonio José Cavanilles (1745-1804), con base en informaciones comunicadas por Francisco Antonio Zea (1766-1822), así como del Artículo necrológico del Señor J. C. Mutis publicado por Francisco José de Caldas (1768-1816) en 1808. Sinforoso Mutis (1773-1822) contribuyó al levantamiento de los inventarios de la transferencia, que continúan inéditos. Lagasca nunca contempló la posibilidad de vincular a criollos para la inteligencia de aquellos materiales, a pesar de la voluntad de Sinforoso Mutis (1773-1822) y de Francisco José de Caldas (1768-1816) de adherir a la Restauración para el efecto. El silencio sobre los sucesores de Mutis traduce el convencimiento de que se trataba de insurgentes recalcitrantes a la obediencia del soberano, sustituibles con ventaja por científicos metropolitanos. No se trataba solo de trasladar el gabinete, sino de derrumbar por sus cimientos aquella institución. Aún más, las reales órdenes tenían un aspecto secreto en el cometido de eliminar los cerebros científicos contaminados por las ideas de independencia.
Así, la estrategia de la ciencia metropolitana consistió en reducir a la botánica adelantada por Mutis los resultados de la Expedición a los objetivos. Lo que aquí interesa es desentrañar la política científica del periodo de la Restauración (1814-1819), que tiene rasgos propios. Se espera que la ciencia como eje analítico aporte elementos a la discusión historiográfica sobre el periodo y permita determinar las implicaciones científicas, políticas y culturales de este acontecimiento en el país, en la conmemoración de sus 200 años. Se describe y analiza el Legado Mutis y sus extensiones a modo de colofón de la obra, siguiendo las directrices emanadas de la UNESCO. |