En las últimas décadas se ha demostrado un aumento en la incidencia de enfermedades cardiovasculares en el mundo entero, sobretodo en poblaciones en las que anteriormente no se consideraba dicho riesgo (poblaciones antes consideradas de baja incidencia), la incidencia y prevalencia de la Enfermedad Coronaria (EC) e Infarto Agudo del Miocardio (IAM) se han hecho crecientes. Por ejemplo, en los países orientales (Japón y China) la enfermedad arteriosclerótica ha incrementado su presencia en los últimos 30 años, al ritmo de la globalización y ¿occidentalización¿ de su cultura. Colombia también ha mostrado un aumento en el número de casos de Enfermedad Coronaria como resultado de un mejor diagnóstico y de una mayor inclusión social de los factores de riesgo cardiovasculares (Mendivil et al 2004; Woo et al, 1999).
El aumento en la presentación de Enfermedad Coronaria se asocia a factores como el aumento en el consumo de dietas ricas en grasas saturadas, dietas hipercalóricas, acompañadas de estilos de vida ¿poco saludables¿ como el tabaquismo y el sedentarismo (Wilson et al, 1998). Lo anterior se traduce en la aparición de una serie de alteraciones metabólicas y funcionales como Obesidad, Dislipidemias (con niveles de Triglicéridos, de Colesterol total y LDL elevados, y con niveles de HDL disminuidos). Adicionalmente, se presenta intolerancia a la glucosa y a otros carbohidratos, resistencia a la insulina y Diabetes Mellitas. Otro desarreglo a nivel metabólico es el aumento en los factores trombogénicos producidos a partir de un mal funcionamiento del endotelio y de sus estructuras anexas (Libby, 2002). De esta manera se producen entonces enfermedades cardiovasculares como la Hipertensión Arterial (HTA), y la Enfermedad Coronaria, siendo esta última, una de las primeras causas de muerte e incapacidad tanto a nivel mundial como en la población colombiana. En esta última, en el período 1995-1998, la mortalidad por esas enfermedades representó aproximadamente de 26% a 30% del total de muertes en hombres y mujeres de más de 45 años. Las tasas más altas corresponden a enfermedad isquémica del corazón, daño cerebrovascular, hipertensión y Diabetes Mellitus (DANE, 2005). La Rehabilitación Cardiaca en pacientes con Enfermedad Coronaria tiene un alto impacto en la disminución de nuevos eventos agudos coronarios y disminuye la mortalidad, morbilidad e incapacidad a largo plazo (Maroto¿Montero et al, 2005). Si se disminuyen los factores de riesgo de la EC y se implementan protocolos de Ejercicio Físico, disminuye dramáticamente la incidencia de Enfermedad Cardiovascular (Thompson et al, 2003).
La Rehabilitación Cardiaca se define según la Organización Mundial de la Salud como ¿el conjunto de métodos que tienen por objeto devolver a los enfermos cardiópatas el máximo de posibilidades físicas y mentales, permitiéndoles recuperar una vida normal desde el punto de vista familiar y profesional¿ (Montoya y Marín, 2000). El presente trabajo de grado busca realizar una descripción cuantitativa de los cambios en el rendimiento circulatorio que induce el Ejercicio Físico, aplicado dentro de un protocolo de Rehabilitación Cardiaca específico, el propuesto por el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) (Gordon et al, 2006), en un grupo de pacientes en el tercer mes del post ¿ quirúrgico de Revascularización Miocárdica (RVM), (Fase III de Rehabilitación Cardiaca post - operatoria). Se tendrá como parámetro de comparación un grupo de personas con similares características de edad y género, en similares condiciones de vida pero sin Enfermedad Coronaria demostrada y también residentes en Bogotá.
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