El discurso del desarrollo que predominó en el escenario internacional desde fines de la Segunda Guerra Mundial y sustituyó a la fase civilizatoria mencionada en los antecedentes de esta propuesta, apuntaba a desatar las fuerzas productivas, a generar, por tanto, crecimiento económico y a sujetar a la naturaleza poniéndola al servicio de las ambiciones humanas entendidas como ampliación del consumo. Este discurso entró en bancarrota a comienzos de la década de los 90 del siglo pasado, cuando fue reconocido el carácter global de la crisis ambiental y la necesidad de detener, revertir o reencauzar este proceso. Entre la dinámica generada por el desarrollo y la reacción ambientalista al mismo se ha configurado territorialmente la nueva Amazonia en el cambio de siglo. Factores sociales internos a la región, factores nacionales asociados al control del territorio por parte del Estado y factores relacionados con la globalización han jugado para configurar un estado actual del territorio y del paisaje. La bancarrota del discurso no implica la derrota y eliminación de las prácticas. Por eso no se habla de un post-desarrollo sino de un neodesarrollo. Teniendo en cuenta que este es un proyecto de tres años, que ya culminó su primera fase (6 meses) se pretende realizar la SEGUNDA FASE, por lo cual es preciso distinguir entre un Objetivo Global, que corresponde a tres años, que su vez se subdivide en tres objetivos generales y varios objetivos específicos.