Las especies de Cucurbitaceas distribuidas desde Norteamérica hasta Argentina (Sanjur, et al., 2002), fueron domesticadas antes del descubrimiento de América (Cucurbita moschata Duch, Cucurbita máxima Duch, Cucurbita pepo L., Cucurbita ficifolia Bouché y Cucurbita argyrosperma Huber) (Vallejo y Estrada, 2004), de las cuales solo tres (Cucurbita pepo L., Cucurbita maxima Duchesne y Cucurbita moschata Duchesne) son especies de importancia económica cultivadas en todo el mundo (Whitaker et al.,1962 y Robinson et al., 1997). En colombia, el mejoramiento genético de zapallo se ha dirigido a la obtención de variedades para consumo en fresco con contenidos de materia seca del 9% (Ortiz, 2006). Pero actualmente se han adelantado investigaciones en ámbito a incrementar el contenido de materia seca en fruto y por ende alto contenido de almidón, con potencial en la utilización de alimentos balanceados para animales, logrando resultados de 24, 25 y 29% de materia seca (Baena et al., 2010; Luna et. al., 2014). Estos resultados permiten investigar sobre la cantidad de materia seca y más específicamente en el contenido de almidón, ya que a nivel global representa una materia prima esencial valorada por los usos en agroindustria alimentaria y no alimentaria, como biocombustibles, textiles, pinturas entre otros. Cumarasamy et al., (2002), reportan en C. maxima Duch. valores de materia seca entre 27 y 33 % y contenido de almidón de 83 y 110 mg/g del peso fresco respectivamente, contribuyendo positivamente a las propiedades sensoriales de productos procesados agroindustrialmente. La diversidad fenotípica que se presenta en las poblaciones de Cucurbita, permite encontrar en el zapallo un material base para el desarrollo de futuras mejoras genéticas, en términos de cantidad de almidón en la materia seca del fruto, proporcionando nuevas alternativas de aprovechamiento agroindustrial de esta hortaliza.