La malaria representa un problema social y económico de gran importancia, donde la falta de una vacuna eficaz y la creciente expansión de parásitos resistentes a antimaláricos comunes y de bajo costo, dificultan el control de la enfermedad (Andrade, V., 2007); en Colombia, la malaria continua siendo un grave problema de salud pública, debido a que cerca del 85% del territorio rural colombiano está situado por debajo de los 1500 metros sobre el nivel del mar y se presentan condiciones climáticas, geográficas y epidemiológicas aptas para la transmisión de la enfermedad; cerca del 60% de la población colombiana se encuentra en riesgo de enfermar o morir por esta causa, situación que se plantea en el comunicado “25 de Abril, Día mundial de la malaria” del Instituto Nacional de Salud, para primer período de 2013 (De la Hoz, F., 2013). Este panorama hace imperativa la búsqueda de opciones que permitan una mejor intervención en el desarrollo de la malaria. Dentro de este contexto y contando con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud acerca de la implementación de combinaciones terapéuticas como estrategia en contra del desarrollo de parásitos resistentes (WHO 2011) y aprovechando el conocimiento de la medicina tradicional, acumulado en los habitantes de regiones donde la malaria es endémica y donde se requiere la documentación del mismo (Asase, A., et al, 2010), podemos pensar en nuevas alternativas enfocadas al buen uso de los recursos propios del país; Colombia es un país multicultural y megadiverso con un arraigo tradicional y una relación estrecha entre las poblaciones y la naturaleza (UN 2013), dichas poblaciones cada vez se encuentran más expuestas a terapias farmacológicas occidentales, situación que conlleva la combinación de tratamientos tradicionales con medicamentos de uso común,el desconocimiento de las posibles interacciones y su desenlace tanto terapéutico como toxicológico, hace necesaria la investigación del potencial antimalárico de preparaciones tradicionales y las posibles interacciones cuando se consumen concomitantemente con medicamentos de uso común en la enfermedad. Nuestro proyecto busca avanzar en la validación del uso de preparaciones tradicionales, a partir de su caracterización, empleando técnicas fitoquímicas y metodologías de investigación enfocadas en las interacciones con los fármacos de uso clínico para el tratamiento de la malaria. Para alcanzar este objetivo se accederá al remedio preparado por el médico tradicional y se colectará el material vegetal con el cual se lleva a cabo dicha preparación. Se evaluará la actividad antiplasmodial in vitro empleando el modelo de cultivo de P. falciparum (Deharo E. 2000); este mismo modelo biológico se utilizará para evaluar la actividad de combinaciones hechas a partir del remedio y medicamentos. Posteriormente se evaluará in vivo (Peters, W. 1970; Garavito, G. 2003) la actividad antimalárica del remedio y de este en combinación, mediante el modelo de malaria murina donde el indicativo de eficacia será el porcentaje de inhibición de la parasitemia. Buscando conservar y proteger el conocimiento de la comunidad, se emplearán los resultados de la investigación para avanzar en la validación del uso del remedio en la medicina tradicional, adicionalmente se aportará evidencia que permita tomar decisiones clínicas sobre el uso combinado de medicamentos con el remedio. Los resultados obtenidos se retornarán a la comunidad bajo los lineamientos del Protocolo de Nagoya (Secretaria del Convenio Sobre la Diversidad Biológica, 2011).