La intención de esta investigación es develar los mecanismos de control sexual o las ¿tecnologías de género¿ en términos de Laurentis, que construyen y mantienen una idea hegemónica de género de la masculinidad en los últimos treinta años en la ciudad de Cartagena. Como hombre e investigador, que ha sido socializado a partir de diferentes aparatos de disciplinamiento y corrección a través de una ¿verdad¿ que parece incuestionable, que reza que ¿hay una sola figura de género para ser un verdadero hombre¿, causa mucho interés indagar como los cuerpos -especialmente el masculino- han sido sometidos a múltiples estrategias de poder y saber, que estructuran un modelo de género y establece unas pautas de comportamiento, negaciones, correcciones y técnicas de control sobre las conductas. Las normativas hegemónicas de género y masculinidad, son establecidas por cada sociedad a partir de diferentes contextos históricos y culturales que definen qué identidad de género deben adquirir y representar los cuerpos para poder ser tratados como sujetos ¿normales¿. Cuando cada contexto social delimita una norma de la representación del género que estructura y regula el desarrollo de la sexualidad desde la niñez hasta la edad adulta, se caracterizan y se crean de forma automática una serie de normas ¿reguladoras¿ de la sexualidad que demarcan las ¿desviaciones¿ y ¿anomalías¿ de los cuerpos que deben ser corregidas, castigadas y borradas de los comportamientos de los sujetos que la padecen. En efecto, tras la implantación de un modelo de género o como plantea Judith Butler de una ¿ficción reguladora de coherencia heterosexual¿, que constituye un yo sexuado como algo naturalizado y culturalmente fijo, se abre una panoplia de saberes y técnicas disciplinarias justificativas de la intervención de los cuerpos, ratificando un juego de verdad que impone las etapas para ser hombre o representar una masculinidad ¿ideal ¿en un contexto histórico y cultural especifico, que en este caso representa la Cartagena de finales del siglo XX. Sería ambicioso pensar que en este proyecto abarcaremos todas la ¿anomalías¿ que se derivan de todo el conjunto de instituciones de control o de toda la serie de mecanismos de vigilancia y distribución que mantienen el orden de género. En este caso concreto se analizaran dos problemas muy específicos que ¿afectan¿ y ¿obstaculizan¿ según los aparatos tecno-sociales y bio-médicos la representación social del modelo hegemónico de masculinidad impuesta por la sociedad cartagenera en los últimos treinta años. Estas dos ¿anomalías¿ o ¿desviaciones¿ corporales y de comportamiento son la homosexualidad y la masturbación. Pero ¿por qué el discurso y los comportamientos homosexuales y la práctica de la masturbación, siendo el abanico de ¿desviaciones¿ masculinas muy amplio? El objetivo de la investigación es mostrar los mecanismos de control sexual o la ¿ortopedia social¿, sus métodos de corrección y disciplinamiento que intentan construir una masculinidad ¿ideal¿ en un contexto cultural especifico, es decir, no se trata de hacer una historia de la psicopatología de las tres ultimas décadas del siglo XX en Cartagena, tampoco de hacer una genealogía de los médicos u otros ortopedistas sociales o correctores de almas, lo que se quiere mostrar son las estrategias de poder y saber que se emplean desde la práctica médica incluida en el discurso Psiquiátrico (bio-médicos) y los métodos de corrección y disciplinamiento en la institución escolar y familiar, agenciados maestros, padres u otros integrantes de la familia (tecno-sociales) que sustentan el ideal de masculinidad o un juego de ¿verdad¿ para consolidar la norma especifica de comprender el género y la sexualidad. Con el fin de lograr el objetivo planteado, se ha tomado la práctica de la masturbación y el discurso y la experiencia homosexual, como dos de las representaciones de antagonismo de la normativa hegemónica de masculinidad más comunes y visibles en la sociedad. Es de conocimiento en los estudios de género que no existe un modelo especifico de representación de género y una norma única de desarrollo de la sexualidad, pero para nadie es un secreto que la homosexualidad es un discurso y experiencia limite, contraria si se podría llamar de lo que las sociedades y las culturas entienden como lo que es ser un ¿verdadero hombre¿. Es así como decimos que el punto de encuentro de los argumentos sobre la identificación de género de los hombres es: ¿no tener nada de mujer¿, ser varón supone no tener las características que la cultura por definición le atribuye a las mujeres, que son consideradas a partir de un juego de verdades y de relaciones de poder como inferiores, emocionales, sin control sobre su cuerpo, pasiva, la cultura se juega en la dualidad macho/maricón con su derivado medico y bio-social heterosexual/homosexual. Por otra parte el ejercicio de la masturbación se inserta en los engranajes de la ortopedia social y dentro de las técnicas de poder, como una de las ficciones más ambiguas de las desviaciones sexuales y las anomalías de los cuerpos. En términos de Foucault la práctica de la masturbación se reconoce como universal, es el secreto compartido por todo el mundo, que nadie se atreve a hablar de ella pero que todos la practican, todos se masturban. Su paradoja radica en que la masturbación se asocia como la fuente de todas las enfermedades posibles, todo un arsenal de enfermedades corporales, nerviosas y psíquicas. Entre los años a estudiar (1970-1990) se define al masturbador como una persona enferma, ¿anormal¿, desviada de su sexualidad, un representante de lo que no significa ser un verdadero hombre. Una de los discursos paradójicos de la práctica de la masturbación es su causa final, pues una de las ideas más generalizadas en este periodo es que su abuso deriva en la homosexualidad. Pero ¿cual es la conexión entre la masturbación y la homosexualidad? Una prueba de esta ficción reguladora del auto erotismo se manifiesta en la aparición en 1995 de una campaña antimasturbatoria en la ciudad que ofrece desde este año una serie de servicios para corregir los cuerpos que se han desviado hacia la homosexualidad por experimentar con el ¿vicio solitario¿. Lo interesante de esta campaña es que se basan en relatos de médicos locales que presentan testimonios de pacientes supuestamente homosexuales por el exceso de masturbación o con anomalías en su comportamiento sexual como: impotencia, eyaculación precoz u otras ¿anomalías¿ que abarcan desde el desempeño sexual hasta la configuración de la personalidad. Es de mi interés, y por eso esta investigación, analizar los discursos y las estrategias de poder que sustentan esta clase de ¿ortopedia social¿.