La tesis de la excepcionalidad humana, que sostiene la existencia de una ruptura ontológica entre el ser humano y las otras formas de vida ha sido cuestionada desde la obra de diversos autores contemporáneos. Para Jean-Marie Shaeffer la persistencia en la creencia de que hay una diferencia ontológica entre los seres humanos y las otras especies está arraigada en un resabio cartesiano, que nos mantiene anclados en el dualismo entre el pensamiento y el mundo externo. Pero esta visión ha venido siendo socavada desde hace más de un siglo por enfoques que consideran que la vida humana hace parte de un devenir vital más amplio.
Diversos autores como Gilbert Simondon, con su propuesta de que la individuación biológica es un proceso universal para todas las formas vivientes, Jakob von Uexküll (1945), con su teoría de mundo circundante (Umwelt) y de la pluralidad de sentidos que pueden establecerse en la naturaleza, Joanna Zylinska con la ética mínima para el Antropoceno, Giorgio Agamben (2006), con su interpretación de la condición humana como la tensión no resuelta entre la vida animal y la vida consciente, Lynn Margulis (1998) que demostró que la evolución de la vida es un proceso de simbiosis y cooperación, John Gray (2014) que advierte que la idea de progreso es otra expresión del excepcionalismo humano, mostrando la continuidad profunda que existe entre los impulsos humanos y de los otros animales. Otros autores, tales como Bruno Latour (2017), David Lapoujade (2017), Enrique Leff (2019), Baptiste Morizot (2021), Vinciane Despret (2021). En conjunto, estos autores abogan por una reconfiguración de nuestra relación con la Tierra y sus múltiples existencias, invitándonos a abandonar los dualismos clásicos para adoptar nuevas políticas que permitan una coexistencia multiespecie. |