Los productos naturales (PN) se han utilizado por miles de años para el beneficio de la humanidad, destacándose su aplicación a nivel medicinal, agronómico, farmacéutico, cosmético y alimenticio (Hostettman y Marston, 2002; Newman y Cragg et al., 2016). A nivel terapéutico se usan en el tratamiento y prevención de enfermedades; en la agricultura para el control de plagas; en la industria alimentaria como colorantes y saborizantes y, en la industria cosmética como fragancias, colorantes y antioxidantes. Las investigaciones en este campo son cada vez más numerosas, y el actual interés en el aprovechamiento de la biodiversidad se debe a que las especies que hacen parte de ella suelen producir diversos tipos de compuestos orgánicos para interactuar con el medio que las rodea, las cuales pueden ser potencialmente útiles para los seres humanos. En las plantas, estas sustancias no parecen estar involucradas en sus procesos de crecimiento y desarrollo, pero están involucrados en roles ecológicos; en ocasiones son producidos por simbiosis con algunos microrganismos (Cseke y Kauffman, 2006; Gupta et al, 2014; Zhou et al., 2014; Ludwig-Muller, 2015; Tenenborm et al., 2016). Estas sustancias se denominan metabolitos secundarios, y proporcionan una fuente de compuestos que son en muchos casos nuevas formulaciones inaccesibles por otras vías y plantillas necesarias para el diseño de nuevos productos con aplicaciones industriales (Cragg et al., 2005; Kauffman et al., 2006; Colegate y Molineux, 2008; Atanasov et al, 2015). Actualmente existe una necesidad en desarrollar compuestos novedosos, eficaces y seguros con aplicación en diversos campos, por tal motivo la investigación en productos naturales es cada vez útil. Por ejemplo, muchos de los compuestos aislados e identificados han servido para el diseño y síntesis de compuestos con mayor actividad biológica. En este sentido, inspirados en los metabolitos secundarios activos se adelantan investigaciones en síntesis y semisíntesis de metabolitos bioactivos análogos, con el fin de establecer relaciones estructura-actividad. Estos estudios generalmente van acompañados de estudios computacionales a fin de caracterizar las moléculas activas y en algunos casos predecir sustancias con mayor actividad (Tillequin, 2007; Nicolaou, 2014; Medema y Fischbach, 2015; Rodrigues et al, 2016). A pesar del gran potencial de los productos naturales, sus aplicaciones pueden estar limitadas por factores como la baja producción biológica de estos compuestos, disponibilidad de los recursos naturales, largos periodos de tiempo para la obtención, costos de extracción y purificación, y la dificultad en su síntesis orgánica (David et al., 2015). Por lo tanto, se ha hecho necesario explorar nuevas alternativas para la obtención de mayores cantidades de los productos de interés y en este sentido investigaciones en cultivos in vitro de vegetales y microorganismos son una herramienta biotecnológica muy prometedora (Tasheva and Kosturkova, 2013). En Colombia, con apenas el 0,7 % de la superficie continental, existe cerca del 10 % de la diversidad biológica mundial (Andrade-C, 2011), es pertinente el desarrollo de investigaciones que incluyan el estudio de la diversidad química y biológica de sus recursos naturales. Teniendo en cuenta las evidencias anteriormente mencionadas, es nuestro deseo abordar estudios de bioprospección de especies vegetales de la flora colombiana y sus microorganismos asociados, en busca de determinar el uso potencial de éstos y/o de sus productos derivados en varios campos de interés comercial e industrial, razón por la que hemos integrado un grupo interdisciplinario de investigadores para desarrollar estudios en diversos campos del conocimiento que permitan aprovechar al máximo y de manera sostenible los recursos naturales que serán obtenidos de la biodiversidad Colombiana.