El comercio ilegal de fauna silvestre es considerado uno de los tráficos más grandes del mundo, este genera una disminución considerable en las poblaciones de diferentes especies y afecta directa e indirectamente el ecosistema y sus alrededores. Colombia, al ser uno de los países con mayor biodiversidad es un país con tendencia al desarrollo de prácticas ilegales. En el territorio nacional la presencia de los Centros de Atención y Valoración de la Fauna Silvestre (CAV) contribuyen con el proceso de evaluación, tratamiento, rehabilitación y reubicación de la fauna que ha sido desplazada de sus hábitats. Los loros y guacamayas son de las especies más traficadas en Colombia y otros países tropicales, y cuando una de estas aves es recuperada del tráfico ilegal se deberían realizar estudios genéticos para determinar su procedencia y además estudios de infección con algunos patógenos dentro de los que se encuentra la Chlamydia psittaci, con los resultados de estos estudios las autoridades ambientales de cada zona determinarán la viabilidad de que sean resocializados y liberados, mantenidos en cautiverio o en última instancia si deben ser sacrificados por ser inviable su resocialización