El siguiente trabajo tiene por objetivo estudiar y problematizar la memoria indígena que ha edificado el Estado colombiano (con base en la Ley 1448 de 2011; el Decreto 4633 de 2011 y el auto 004 de 2009) en los informes del CNMH y, específicamente, en el informe: Tiempos de vida y muerte: memorias y luchas de los pueblos indígenas en Colombia (CNMH - ONIC 2019). A partir de la caracterización de este acervo documental (definido en el proyecto como memoria institucional), se busca contrastar estos artefactos institucionales de memoria con la memoria indígena presente en la literatura académica y el conocimiento de las autoridades indígenas del país adscritas a sus principales organizaciones.
El anterior ejercicio se justifica en la medida que es posible identificar cuatro marcos dónde las ontologías y epistemologías indígenas son tensionadas por la memoria institucional erigida por los artefactos de memoria creados bajo el mandato de la Ley 1448 de 2011, el Decreto-Ley 4633 de 2011 y el auto 004 de 2009. En primer lugar, la normativa reconoce solamente como personas a seres humanos y, en ese sentido, no es posible pensar, desde los artefactos de memoria, una memoria de lo no humano o lo más que humano como se encuentra en el pensamiento indígena (Cortés-Severino 2016; Ruiz, 2017); en segundo lugar, los criterios de reparación simbólica y material se encuentran inscritos en una dimensión occidental del tiempo: la víctima se define por el antes o después del primero de enero de 1985. Por lo tanto, existe solo un marco de tiempo (cronológico, abismal y lineal) sobre el cual se representa la memoria y, por ello, se restringen los marcos de tiempo propios de las comunidades indígenas (por ej. la topocronía asociada al tiempo y al lugar) (Gómez 2000; Vasco, 2018; Sousa Santos, 2022); en tercer lugar, los criterios de definición de lo que es violento y lo que no lo es son definidos por normas nacionales e internacionales de derechos humanos por lo cual el marco no es simétrico sino asimétrico (impuesto desde el Estado). En consecuencia, es posible que no se conciba como violencia desde el Estado, algo que el pensamiento y la(s) cultura(s) indígena(s) consideran violento (Mc Ginty y Firchow 2016). Por último, existe la construcción de un imaginario de memoria anclado en un nuevo comienzo porque la memoria, como herramienta de transición política, parte de la crisis civilizatoria de occidente (guerras mundiales, dictaduras y conflictos armados) (Terdiman, 1993; Schindel 2011); lo anterior, desconoce la existencia de memorias que no se encuentran ancladas a un proyecto de un nuevo comienzo y que tiene otros medios de transmisión y conservación.
Para darle cumplimiento al objetivo descrito anteriormente el trabajo hace un ejercicio heurístico y hermenéutico de dos momentos: por una parte, haciendo una breve caracterización de los informes del CNMH asociados a las comunidades indígenas de Colombia y, particularmente, del informe: Tiempos de vida y muerte: memorias y luchas de los pueblos indígenas en Colombia (CNMH - ONIC 2019); de otra parte, se construye un estado de arte sobre las memorias indígenas presentes en la literatura académica y el conocimiento de las autoridades indígenas inscritas en la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), entre otras organizaciones.
*Pedimos a los lectores de la propuesta la lectura del documento anexo para su comprensión. |