La Cátedra Gerardo Molina recorre la vida y obra de Gerardo Molina (1906-1991) y examina su influencia en algunos de los acontecimientos más importantes de la Colombia del siglo XX. Permite que el participante no sólo recuerde y reviva algunos de los hitos que marcaron el desarrollo de Colombia del siglo pasado, sino que reflexione sobre cómo ellos juegan un papel trascendente en los momentos actuales. El estudio de estos eventos se aborda desde una mirada no tradicional y refrescante, que es fiel a la posición de Gerardo Molina, caracterizada por ser de avanzada y desafiar la entonces dominante ideología liberal-conservadora. Gerardo Molina fue uno de los intelectuales y humanistas más importantes del siglo XX en Colombia. Se destacó principalmente como académico y político. En lo académico, fue docente universitario e investigador por más de cinco décadas, entre 1930 y 1990, particularmente en la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad Libre. Se destacó como autor de varios libros, orientados a entender y discutir el alcance y la evolución de las ideas liberales y de las ideas socialistas en Colombia, textos de consulta obligada, aún hoy en día, como referente de estudio. Ocupó, asimismo, múltiples cargos directivos en las universidades colombianas. En particular, se desempeñó como rector de la Universidad Nacional de Colombia, entre los años 1944 y 1948, en un contexto de amplia controversia política, caracterizada por la llegada del conservador Mariano Ospina Pérez al poder, luego de 16 años de dominio liberal. A pesar del ambiente político que se vivía, y del rechazo recibido por la clase política dominante, su gestión fue fundamental para la transformación y modernización de la Universidad. En efecto, encaminó el proyecto de Universidad que venía gestándose desde la primera presidencia de Alfonso López Pumarejo (1934-1938) con una clara impronta de modernización y democratización. Para ello, promovió la elección de docentes que tuvieran las debidas credenciales académicas, más allá de su ideología; procuró que la Universidad ofreciera una formación integral, creando, entre otras, nuevas facultades –como la de Ciencias y Economía– o institutos – como el de Filosofía y Letras–; y vinculó sus aulas con los problemas sociales del país, de manera que la Universidad ofreciera respuestas a las necesidades nacionales y fungiera como mediadora entre la sociedad y el Estado.