En las ciudades la mayoría de los servicios ecosistémicos directos provienen de ecosistemas ubicados por fuera de ellas, no obstante, los servicios ecosistémicos intangibles se encuentran al interior de la urbe. Usualmente la abundancia de dichos servicios está en función de la calidad y cantidad de áreas verdes, así como de la diversidad, densidad y tamaño del arbolado urbano. En las ciudades, la demanda por servicios ecosistémicos es sumamente intensa, comparada con la demanda y uso de zonas menos pobladas como las áreas rurales (Luederitz et al., 2015). Los servicios ecosistémicos se definen como los beneficios que el hombre obtiene directamente del ecosistema. Se clasifican como directos los servicios básicos de aprovisionamiento (agua, alimentos, minerales) o bien regulación de ciclos naturales que tienen un impacto deletéreo sobre la población (regulación inundaciones, protección del suelo, barreras contra pestes y enfermedades). Los servicios ecosistémicos indirectos se relacionan con procesos biofísicos como son la fotosíntesis, la formación y acumulación de biomasa, el ciclo de nutrientes, la protección del suelo, la neutralización por acumulación de la polución (acumulación de CO2, metales pesados etc.). Los ecosistemas también proporcionan beneficios intangibles como son: la estética, la recreación, el bienestar espiritual y cultural. Tanto los servicios ecosistémicos tangibles como intangibles afectan directamente el bienestar humano (De Groot et al., 2012).
Wu (2008) define la ecología del paisaje como la ciencia y el arte del estudio y mejora de las relaciones entre patrones espaciales y procesos ecológicos sobre diversas escalas y niveles organizacionales, teniendo como conceptos claves a la heterogeneidad, la escala, las relaciones de patrones o procesos, la jerarquía, las perturbaciones o alteraciones, las dinámicas socio-ecológicas y la sostenibilidad. La conectividad de este paisaje, más que un proyecto de conexión física o de adecuación de distancias entre espacios, es un marco de funcionalidad ecológica, que supone el reconocimiento de procesos ecológicos horizontales en el paisaje. En esa medida, remite también al contenido de los espacios verdes públicos y privados, a su relación con los flujos, movimientos o requerimientos de la ciudad como hábitat.
Según Gurrutxaga (2011), afrontar el reto de integrar la conectividad ecológica en la toma de decisiones con incidencia territorial, implica necesariamente crear una serie de sinergias positivas, entre las políticas de conservación de la naturaleza y las de ordenación territorial y sectorial, integrando criterios adecuados en los instrumentos de planificación. El análisis y modelación de la conectividad ecológica ha recibido gran atención en muchos países en aras de efectuar una mejor planeación del entorno urbano, y de la conservación de la biodiversidad en los ecosistemas inmersos dentro de las ciudades. Gran parte del desarrollo de las técnicas de análisis de conectividad se ha basado en la ecología del paisaje y en los sistemas de información geográfica; el enfoque de la ecología espacial, entonces, permite establecer una armonía que concilia con la planeación en los espacios públicos urbanos (Lee & Oh, 2012).
Esta propuesta busca generar una estrategia integral articulada y una correcta planificación para la generación de espacios verdes y conectores ecológicos, siendo su plazo de ejecución de 12 meses, dividido en fases. En esta primera fase, de una duración de 4 meses, se generarán los insumos técnicos principales para el análisis de conectividad posterior y las formulaciones concretas para su mejoramiento en la ciudad de Medellín. |