La primera gran recolección de maíz criollo e indígena de Colombia se dio en los años 50, cuando se registraron 1899 entradas para el banco de germoplasma nacional. Entre los años 2007-2014, el Grupo de Investigación en Recursos Fitogenéticos Neotropicales – GIRFIN – con el apoyo del Instituto Colombiano Agropecuario – ICA – realizó un muestreo en aquellos sitios descritos por Roberts et al. (1957), con el fin de comparar la distribución ecogeográfica en las dos épocas consideradas. Esos autores describieron 23 razas de maíces criollos e indígenas, las cuales se clasificaron en tres grupos raciales (Primitivas, Probablemente Introducidas e Híbridas Colombianas). En el presente, Caetano et al. (2015) ampliaron el número de razas de maíz para Colombia, describieron un número expresivo de variedades locales, postularon un subgrupo o posible grupo dentro de las ‘Híbridas Colombianas’ y la existencia de un complejo génico conformado por las variantes de Chococeño. Con un análisis de diversidad y abundancia de razas utilizando los índices de diversidad de Margalef, Simpson y Shannon, se determinó donde se presenta la mayor variabilidad del germoplasma de maíz y los posibles cambios en su distribución, dentro de un proceso a largo plazo, en función de los cambios en el uso de la tierra, los desplazamientos humanos, los factores económicos y ambientales (a ejemplo, el cambio climático), entre otros. Se realizaron, aun, análisis morfológicos y moleculares, empleando RAM, SSR y cpADN. Sin embargo, hace falta profundizar los estudios citogenéticos al nivel de cariotipo, de morfometría y la multiplicación de las semillas depositadas en la colección biológica de maíces colombianos, bajo conservación por el GIRFIN-UNAL sede Palmira. Por lo tanto, esta propuesta tiene por objetivo evaluar accesiones representativas de cada grupo racial, estableciendo un marcador cromosómico que permita diferenciar entre razas.