El departamento de Cundinamarca se ha caracterizado por ser un importante actor en el sector agrícola del país, específicamente en lo referente a la producción de frutas, dado que es un departamento que se extiende desde los 280 hasta los 2700 m.s.n.m., produce diferentes especies durante todo el año. Este departamento es el primer productor de mango, naranja, mora y uchuva del país. El área cultivada de Mango en el departamento de Cundinamarca asciende a 3.943 ha (Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural MADR, 2006). Adicionalmente, sus costos de producción varían entre $ 4600.000 y $ 10500.000 por ha, dependiendo de la especie que se produzca (Asohofrucol, 2012).
En las provincias del Tequendama y del Alto Magdalena en Cundinamarca, pequeños productores de Mango se están viendo afectados en su economía por los picos de cosecha que tienen, debido a factores climáticos de la región y al comportamiento fisiológico del fruto (Asohofrucol, 2018). Por otra parte, los pequeños productores carecen de métodos tecnificados de postcosecha, lo que conlleva a dos situaciones: la primera, a la descomposición del excedente de fruta y la segunda, al estancamiento tecnológico, impidiendo que se pueda ofrecer un valor agregado al producto. Por lo anterior, se requiere implementar técnicas o procesos que minimicen los impactos asociados a las problemáticas mencionadas anteriormente. Uno de los procesos viables para trabajar en postcosecha es el de secado (Viveros & Mayorga, 2017). Las principales ventajas del proceso de secado son: 1. Preserva características de inocuidad y minimiza la aparición de agentes microbiológicos prolongando su vida útil. 2. Ofrece el producto en diferentes presentaciones como por ejemplo galletas, cereales en barra, mezclas secas para pasteles, entre otros (Reis et al., 2006). |