La ciudad de Medellín, dadas sus condiciones geográficas, no tiene suelo dónde expandirse. Esta problemática se ve reflejada en los bordes de la ciudad, que han tenido un crecimiento incontrolado desde hace décadas y que ha sido agravada por el fenómeno de los asentamientos informales en zonas que no eran aptas para la construcción. Teniendo en cuenta las clasificaciones del suelo presentes en la Ley 388 de 1997 y que se consignan en los Planes de Ordenamiento Territorial como fundamentales para las actuaciones urbanísticas, en Medellín ha sido imposible delimitar, al menos en su realidad físico-espacial, el perímetro urbano, y cada año aparecen más asentamientos que colonizan el suelo rural (y también el suelo de protección) para generar viviendas que, tanto en sus condiciones materiales como urbanas, presentan altos niveles de precarización del hábitat.
Teniendo en cuenta además que la mitigación del riesgo es uno de los determinantes del ordenamiento territorial, así como la prestación de los servicios públicos y la construcción de infraestructura vial, los bordes hoy día adolecen de casi todo lo que la norma dispone como lugar seguro para vivir, y cientos de miles de personas viven en condiciones sumamente precarias sin acceso a la vivienda digna, sin servicios públicos, sin espacios públicos, sin mallas viales, sin materiales permanentes para la construcción y en suelos que representan peligros permanentes para la conservación de la vida, ya que son susceptibles de catástrofes como inundaciones o avalanchas.
Por lo anterior, se puede inferir que los bordes de Medellín existen bajo una representación normativa y una presentación de las realidades patentes de sus moradores. La representación normativa alude entonces a las leyes sobre el suelo y el Plan de Ordenamiento Territorial, que manifiesta unos objetivos y estrategias que deben ejecutarse en tres periodos constitucionales, con sus respectivas revisiones. Por su parte, la presentación de la realidad muestra que el crecimiento desmesurado se hace palpable en los límites del suelo rural e incluso en zonas de riesgo cercanas a cuencas hídricas, donde no se cumple la norma y la representación de lo jurídico se queda sólo en los imaginarios de un modelo de ciudad que, de un año al siguiente, ya se presenta como arcaico.
En consecuencia, esta propuesta pretende delimitar su objeto de estudio al borde correspondiente a la zona centro-oriental de Medellín, con el objetivo de evidenciar las mutaciones de esos límites desde una perspectiva jurídico-espacial, esto es, haciendo una revisión comparativa de como la norma ha correspondido (o no) con lo que sucede en la espacialidad de ese territorio. De este modo, se pretende realizar una revisión al modelo de ciudad propuesto desde la institucionalidad y plantear nuevas metodologías de análisis que permitan superar la dicotomía entre las decisiones administrativas y lo que tiene lugar en el borde.
Plantear una definición del borde desde lo jurídico-espacial presupone contrastar las realidades y mediar entre lo que sucede y lo que podría suceder, permitiendo reflexionar sobre la potencia del espacio a pesar de las carencias que presenta.
En resumen, este proyecto plantea no sólo una oportunidad para generar conocimiento sobre el borde específico de la zona centro-oriental de la ciudad, sino también para conceptualizar alrededor de la problemática del borde en sus términos generales y proponer otra mirada que vincule desde las nociones del ordenamiento territorial el derecho a la ciudad y minimice los efectos de la segregación urbana. |