--El poder judicial en Latinoamérica actualmente está viviendo un fenómeno de transformación como consecuencia de la crisis judicial que se ha presentado en los últimos años en los diferentes países, debido principalmente, a las dinámicas de la globalización y el neoliberalismo que transforman la concepción del Estado y con ello su capacidad de intervención dentro de la sociedad, generando escenarios de debilitamiento, retracción y desconfianza hacia lo estatal. Lo anterior, da cuenta que "el paradigma tradicional de la legalidad estatal monista" (Ardila, 2005) desde donde los países latinoamericanos han construido sus sistemas judiciales, entra en contradicción con las nuevas capacidades del Estado neoliberal. Esto da como resultado una crisis en la administración de justicia, que se evidencia por un lado en la insuficiencia estructural para atender toda la conflictividad (congestión de los tribunales, procesos lentos y costosos, incremento de la impunidad) y por el otro, la insuficiencia del derecho para resolver todos los conflictos. Si el Estado es ineficiente en su papel de garantizar los derechos, este termina perdiendo legitimidad. Los índices latinoamericanos de desconfianza hacia el Estado y el poder judicial están en el 74% (Latinobarometro, 2016) ya que no es considerado eficaz, transparente ni adecuado para dar solución a los conflictos cotidianos de la población. (Uprimny, 2010)