La actual coyuntura histórica que atraviesa el país en el marco del Proceso de paz es de suma importancia como ejercicio democrático y de convivencia ciudadana, debido a los alcances planteados y obtenidos por los acuerdos firmados el 24 de noviembre del 2016, que en síntesis negociaron la solución de los problemas que dieron origen al conflicto armado en Colombia hace más de 50 años en la ruralidad del sur del país.
En el caso específico que nos atañe, el centro del debate estaba en la organización guerrillera FARC - EP, que surge de un grupo de campesinos que se organizaron para llevar a cabo una serie de reclamaciones al Estado, la cuales estuvieron motivadas por el abandono institucional a las zonas rurales y el maltrato sistemático al campesinado. En la evolución del grupo, la extensión a lo largo del territorio nacional llevó a que se incorporaran en sus filas personas de múltiples edades, adscripciones identitarias y culturales, género y lugares de origen, quienes se concentraron en colectividades en diferentes regiones del país, que a pesar de estar distanciadas compartían dinámicas similares, como el tránsito de la fijación al movimiento en territorio, modificando todas las relaciones socio-espaciales por las cuales transitaban.
Dado lo anterior, el foco de este proyecto se pone en el Departamento del Guaviare ubicado en los límites entre la Amazonía y los Llanos de Colombia, específicamente en lo que se denominó hasta hace poco como zonas veredales de transición y normalización (ZVTN) que mutan a ser Espacios Territoriales de capacitación y reincorporación (ETCR), pues en este escenario confluyen una serie de problemáticas generales de la región amazónica como la expansión de la frontera agrícola, la ganadería extensiva y la debilidad de los instrumentos de planificación territorial; con problemáticas generales de los ETCR del país como la relación entre las comunidades que comparten un mismo territorio (las recién asentadas y las que lo han estado históricamente, que en múltiples casos se consideran víctimas del conflicto armado), la incertidumbre relacionada con la actividades productivas de los asentamientos que pone en cuestión su estabilidad en el tiempo y el futuro de las comunidades.
Sin embargo se reconoce en las comunidades de excombatientes saberes adquiridos en el ejercicio de la guerra en áreas como la biología, la botánica, la ecología, ingeniería civil, la arquitectura, la geología, la meteorología, la antropología, historia, entre otros, que podrían ser proyectados en beneficio tanto de comunidades como de instituciones públicas, al aportar conocimientos hasta ahora omitidos en las instituciones encargadas de la planeación territorial, y la construcción de políticas sociales.
En consecuencia, la construcción de un sistema de planificación territorial que articule y empodere el Estado y la Sociedad Civil en el mantenimiento, conservación y desarrollo del hábitat desde la convivencia en los territorios, requiere de estrategias y lineamientos para proyectar los nuevos espacios territoriales que se constituyen a partir de los ETCR y de la concertación de herramientas de planificación multisectorial que provea a sus núcleos urbano-territoriales de principios y metodologías para el diseño, fortalecimiento y consolidación de sus infraestructuras, logísticas y equipamientos.
La movilización de los actores sociales, la participación ciudadana a través de sus organizaciones, y la coordinación con las instituciones del Estado, son factores esenciales para empoderar la planeación territorial como ejercicio práctico, en ese sentido, el proyecto plantea la integración territorial a partir del reconocimiento de las potencialidades políticas, ecológicas y sociales desplegadas en el espacio urbano-rural que comprende el municipio de San José del Guaviare, la vereda el Capricho y el ETCR de Colinas, todos ubicados en el departamento del Guaviare. |