N. elegantalis es una plaga cuarentenaria que afecta la producción de frutas y hortalizas solanáceas en Colombia. Para su control se realizan aplicaciones tipo calendario principalmente de insecticidas organofosforados y carbamatos. Esta práctica incrementa los costos de producción, causa deterioro del ambiente y afecta la salud humana, debido a que los frutos se consumen en fresco. Los residuos tóxicos que se presentan en los frutos imposibilitan la exportación de estas frutas hacia mercados especializados (MADR, 2005). Desde el punto de vista ecológico, el uso de insecticidas altera dramáticamente la interacción de los enemigos naturales con el insecto plaga, ocasionando que las poblaciones del perforador aumenten en número y causen mayores pérdidas económicas. (Figueroa & Giraldo, 1995). Por otra parte, los hábitos de daño del insecto hacen que el control químico sea ineficiente, ya que la larva se encuentra protegida por el fruto. Las estrategias de vigilancia y control se basan en feromonas diseñadas para poblaciones que infestan Solanum lycopersicon. Sin embargo, la bioecología de N. elegantalis en Colombia se conoce que tiene un rango amplio de adaptación (0-2400 msnm) registrándose en seis zonas de vida. El insecto se alimenta de frutos del género Solanum y Capsicum, y los hábitos de oviposición y pupación varían según la planta hospedera. Se observó plasticidad fenotípica relacionada con adaptación al alimento mientras que el análisis de divergencia intraespecífica usando marcadores de ADN mitocondrial encontraron valores de 0,38% y patrón de agrupamiento asociado con las zonas de vida pero no con la planta solanácea hospedera. Se evidencia entonces la posible existencia de subpoblaciones dentro de la población de N. elegantalis lo que puede estar relacionado con procesos de especiación reciente. Estos aspectos son decisivos para la toma de decisiones para el control de la plaga.