Hoy día es común la preocupación de la sociedad mundial por consumir alimentos ricos en nutrientes y que adicionalmente contribuyan al mejoramiento de la salud humana, tales como los vegetales y las frutas. La gulupa hace parte de las llamadas “frutas exóticas”, la cual al ser publicitada como una fuente importante de compuestos bioactivos y nutricionales se presenta como una gran oportunidad tanto para el sector exportador como para el comercio domestico. Y aunque el mercado de gulupa es hoy día un hecho, desafortunadamente la fruta presenta varios problemas fitosanitarios que se inician o se acentúan al momento de usar empaques poliméricos que carecen de características fisicoquímicas que prevengan o retarden la generación de los síntomas de deterioro. OCATI, empresa del sector exportador de frutas tropicales (gulupa, tomate de árbol, uchuva, etc) ha sufrido estos problemas con la gulupa por años, y aunque ahora cuenta con un empaque polimérico Israelí (Xtend, passion fruit) , el cual asegura retardar el proceso de maduración de la fruta hasta por un mes a 8oC, con lo cual es posible el transporte vía marítima, desfortunadamente el empaque no ha solucionado los problemas fitosanitarios y por el contrario en algunos casos los empeora. Lo anterior evidencia que a pesar de todo el esfuerzo puesto durante las etapas de precosecha y cosecha, para obtener productos con altos estándares de calidad sensoriales, nutricionales, y saludablemente benéficos, el trabajo puede ser estropeado durante el manejo poscosecha, donde el empaque juega un papel determinante y ha sido definido como uno de los factores determinantes en la pérdida de hasta el 60% del producto que llega a los sitios de venta . Un empaque apropiado permitirá mejorar el nivel socio-económico de los agricultores de gulupa, al disminuir las pérdidas poscosecha y mejorar la calidad del producto. Es importante mencionar, que los frutales, las hortalizas y los ornamentales, son las especies promisorias para exportación en nuestro país y son más rentables que otros cultivos porque permiten sembrar más productos por metro cuadrado. Es así como, en la dinámica del sector agrícola colombiano, los frutales alcanzaron los $757.311 millones en el 2002, y su participación en el total de la agricultura nacional pasó del 6% en 1990 al 15% en 2002 , cifras bastante positivas. Sin embargo, cuando se miran los datos de generación de empleo agrícola y agroindustrial de los frutales en Colombia durante los años 1990-2004, se observa un incremento de tan solo el 1.4% en quince años (en 1990 tenia 2.248.795 y paso a 2.280.465 empleos en 2004) , cifras que no corresponden al aumento en la producción de la fruta y sus causas no son claras. De todas maneras, la disminución en el porcentaje de pérdidas poscosecha y la posibilidad de aumentar el nivel de exportaciones deberían mejorar estos indicadores, para lo cual el empaque y sus implicaciones en la calidad final de la fruta son cruciales, y aun mas si el nuevo empaque está enmarcado en la filosofía de las Buenas Prácticas Agrícolas y tiene como función no sólo transportar la fruta, sino también preservar y mantener las características de una gulupa de alta calidad. Con el fin de responder al reto de producir frutas con calidad de exportación, para el mercado nacional y al mismo tiempo de consolidar los mercados externos, con lo cual se mejorara el nivel de ingresos de nuestros agricultores y la economía nacional, hay que cumplir normas internacionales de calidad. Un excelente resumen de las normas a cumplir fue publicado por Huyskens-Keil y Schreiner (2003) , quienes en su trabajo sobre las tendencias del mercado de frutas y verduras en Europa, analizan los cambios de comportamiento de los compradores durante varios años como respuesta a su creciente preocupación sobre temas ambientales, nutricionales y de salud, para converger en una demanda creciente por productos con altos estándares de calidad.