Los problemas asosciados al cambio climático hace necesario replantear los métodos actuales de producción de cemento Portland ordinario (OPC) y la sustitución parcial de materiales no renovables, en miras a la sostenibilidad material y energética tanto de los procesos, como de los materiales de construcción. Actualmente el concreto se ubica como el material más utilizado en el mundo, después del agua, debido a la disponibilidad de sus materias primas y a sus métodos de producción y confección. Para mitigar las emisiones de CO2, producto de los procesos industriales del cemento, es necesario rediseñar la producción del concreto desde sus componentes básicos para así reducir la huella de carbono
generada en la atmósfera. A partir de lo anterior, la comunidad científica ha desarrollado nuevos materiales cementicios e incorporado residuos de diferentes procesos agroindustriales mediante técnicas y métodos físicos y químicos que aportan criterios de sostenibilidad ambiental, es decir, sustitución y reutilización de materias primas disponibles en el medio. Aunque los cementos activados alcalinamente (AAC) son una alternativa viable para el reemplazo paulatino del OPC, al igual que el cemento Portland presenta debilidad a esfuerzos de tracción y flexión. Esta limitación hace necesario el uso de un refuerzo que suprima esta limitación. Hoy en día existen diferentes métodos para esto y una de las alternativas medioambientalmente amigables y que aportan a la reducción de costos en las materias primas, es el uso de fibras vegetales (coco, sisal, yute, linaza, banano, algodón entre otras) como incorporación a la matriz cementante. Las fibras de coco en comparación con las demás fibras vegetales
(sisal, yute, linaza, banano, algodón entre otras) han demostrado tener una alta resistencia a la compresión y a la tracción, estabilidad y bajas tasas de descomposición. Estas cualidades hacen de las fibras de coco una de las de mejor desempeño entre todas las fibras naturales.
Características únicas como un alto porcentaje de lignina aportan a criterios de resistencia mecánica y poca flexibilidad; resistentes a los microbios
y al agua salada, así como a los rayos del sol, adicionalmente cuentan con una baja conductividad térmica, por lo que se puede utilizar para proteger tanto del calor como del frío. Igualmente, las fibras de coco cuentan con bajos porcentajes de humedad, es ligera, liviana, no necesita químicos para su correcto desarrollo, es resistente al fuego, resistente a condiciones climáticas extremas, evitando la deformación y el
egritamiento de los concretos sometidos a elevadas temperaturas. Adicionalmente, a nivel mundial y local - nacional, se presenta una demanda particular respecto a la producción, ejecución y extensión de la durabilidad de los pavimentos, que para el estudio en cuestión, se centrará en los |