Para Gramsci (1932, p.375) “El nexo instrucción-educación sólo puede ser representado por el trabajo vivo del maestro, en cuando que el maestro es consciente de los contrastes entre el tipo de sociedad y de cultura que él representa y lo representado por los alumnos”, siendo esto un punto de encuentro de formación de una nueva cultura. Por esa misma vía, Cerón (2019, p.48) destaca que “la educación es un proceso orgánico de integración social, con responsabilidad ético-política con el oficio del maestro”. Siendo clara la realidad de interacción entre los sujetos involucrados en la actividad pedagógica surge la interrogante pro cómo caracterizar los espacios de escuelas autónomas como una realidad histórica. Este escenario social debe observarse desde una perspectiva metodológica que retome la intromisión de elementos globalizadoras y económicos en las dinámicas sociales y culturales modernas capitalistas (Wolfang, 2011) Para rastrear adecuadamente la significación histórica de los preuniversitarios comunitarios, se debe empezar por identificar el contexto que marca la problemática que estas estructuras sociales vienen a atender orgánicamente. Así mismo es ilustrativo considerar trabajos con similar objeto de estudio como los de Machuca (2021) y Pistilli (2021) sobre escuelas autónomas en Chile y Brasil. En su trabajo sobre el esquema histórico de la universidad Colombiana, Jaime Jaramillo Uribe (2002, p.135) organiza cronológicamente los diversos cambios de la dirección organizativa de las universidades, en dónde también recuenta como Manuel Ancizar renuncia en 1870 a la rectoría de la universidad nacional dada la situación en la que “la universidad se transformó en un campo e discordia y foco de pasiones religiosas y políticas- Se ha desvirtuado la índole moral y benéfica del instituto, al mismo tiempo que se ha desdeñado organizarlo sobre bases sólidas a prueba de los vaivenes de la política” En otro apartado (p.142) se habal como a partir de la reforma de 1935 se consolidó la prueba especial de admisión, fenómeno que ha sido considerado parte de una política elitista para le acceso a la educación. Dichas problemáticas en la universidad han sido persistentes en el tiempo y pueden recontarse a través de la vida de Camilo Torres a través de sus textos “los problemas en la universidad” 1956, “en la universidad nacional se debe hacer una reforma a fondo” 1962 recopilados por Maldonado Et al (1972, p.90 y p.199) Linares (2011, p.68) recuenta como La ley 30 de 1992 aparece para desarrollar los preceptos planteados en la constitución de 1991 en términos de educación, creando también el Instituto Colombiano para el fomento a la educación superior ICFES, que posteriormente sería reformado a través de la ley 1324 de 2009 recortando su función como organismo para desarrollar las políticas y proyectos en educación superior. Desde posturas jurídico-políticas se ha señalado lo anterior como el origen moderno de las problemáticas que afronta la universidad nacional. El debate sobre la necesidad de una reforma estatutaria sobre la materia es explicado por la misma autora (p.80) al señalar que el contenido de la norma conforma un estatuto que regula el derecho a la educación superior a partir de su definición, objeto y características que conllevan a las dimensiones de acceso, permanencia y calidad ente otros. Un estudio actualizado al respecto se encuentra en la tesis de maestría de Palacios (2023). Para la UNESCO (2022) la educación en sentido integral es un derecho humano, pero para el caso de estudio son los preuniversitarios populares los que han asumido orgánicamente la tarea de construir esta realidad para los sujetos sociales con dificultades socioeconómicas. Insertos en un escenario donde existen problemáticas históricas en la educación superior, parecen retomar el pensamiento de Freire, educador popular que acepta la invitación de Gramsci a asumir la cultura como un campo de lucha entre hegemonía y resistencia (Muñoz, 2017, p.