Esta propuesta analiza la emergencia de los procesos de memoria histórica y colectiva en Colombia durante el periodo de la política de la seguridad democrática de la primera década del siglo xxi; se trata de comprender la movilización y organización social ampliamente motivada por las exigencias de memoria y sus consecuentes reclamos de derechos por parte de grupos y clases subalternos suscitada en ese periodo. La victimización histórica de estos grupos y clases emerge de forma plural y antagonista en relación con el poder ejercido en los marcos de dicha política de la seguridad, la cual se caracteriza globalmente por la denominada lucha contra el terrorismo, y traducida nacionalmente como guerra contra la insurgencia armada y desarmada, entonces recurre a cuestionar por lo menos el orden constitucional de 1991 en su referencia de estado social de derecho y de un marco diverso de los derechos humanos. En ese contexto, la presente propuesta plantea que la memoria de las víctimas entra a disputar una historia de la forma de las relaciones sociales, sus discursos y prácticas con lo cual resignificar el sentido común. La producción de éste habría estado signada tradicionalmente por un negacionismo oficial a favor de la dominación y que será, entonces, interpelado y cuestionado por esa emergencia dinámica de la memoria encarnada en el movimiento nacional de víctimas de crímenes de estado (Movice). En consecuencia, se busca mostrar que esos procesos de memoria que interpelan dinámicas sociales, políticas y culturales constituyen subjetividades que implican una conciencia política concreta, definida en una forma organizativa diversa, plural e internacionalista de los derechos humanos y de la acción política. Para ello, nos situamos en la perspectiva analítica gramsciana de la filosofía de la praxis que conjuga crítica y transformación de las relaciones sociales estructurantes, para el caso, atravesadas de injusticia para los grupos y clases subalternos, victimizados históricamente, lo que significaría sin memoria o como que la injusticia sería tanta que no se reconocería su ocurrencia. La filosofía de la praxis implicará, por tanto, memoria de las injusticias, responsabilidad histórica, proyecto político. Con Antonio Gramsci situamos, epistémica y ontológicamente, la memoria del Movice en cuanto va instituyendo un propósito contrahegemónico que anuncia un nuevo sentido común.