Según datos de FAO, (2012) la producción total de leche a nivel mundial correspondiente al año 2011 fue de 730.1 millones de toneladas métricas, lo que representó un crecimiento del 2,31% con respecto al año precedente. Este comportamiento ha sido similar a través del tiempo, lo que indica que la demanda de leche cada vez es mayor y mas aún, si tenemos en cuenta que la población cada vez crece más, por lo que tiene una mayor demanda de alimentos. En Colombia, en el eslabón primario se encontraban para el 2012 un total de 20.432.140 cabezas de ganado, de las cuales 2.422.531 (12%), se destinaban de forma exclusiva a la producción de leche, y 7.867.534 (39%), tenían orientación al sistema doble propósito (leche y carne), los cuales generaron una producción lechera cercana a los 13 millones de litros diarios de estos 13 millones fue destinado un 8% al autoconsumo, 10% al procesamiento en finca y el 82% restante para la venta (Jaramillo, 2012). En un estudio de la producción de leche en colombia, se identificó que el sector no está concentrado y que cerca del 44% de la producción nacional de leche se comercializa por canales informales (Jaramillo, 2012). Ramírez et al., (2012.), Cuchillo et al., (2010) y Deluyker et al., (2005). coinciden en afirmar que la mastitis bovina es la enfermedad más costosa, responsable de grandes pérdidas económicas en los hatos lecheros del mundo, debido a que ocasiona disminución en la producción, disminución en la calidad de la leche y en consecuencia, reduce su precio e incrementa los costos de producción del hato. Por otro lado, Ramírez et al., (2012), coincide en afirmar que la mastitis es la enfermedad que mayores pérdidas económicas ocasiona a las ganaderías de leche en el mundo, y el recuento de células somáticas (RCS) es una manera indirecta de medir la incidencia de esta infección.