En el año 2016, presenciamos en Bogotá la demolición de una de las zonas más sonadas en los titulares de los medios de comunicación como cuna de perdición y muerte. A la vez que se hablaba de ella como la principal olla de estupefacientes en Bogotá, este espacio era desconocido por la mayor parte de la ciudadanía. La administración local adelantó la intervención de desalojo bajo el propósito de avanzar en la renovación y el ordenamiento urbano y desplazó a un numeroso grupo de habitantes marginados socialmente, entre los cuales había familias en situación de pobreza, despojados por la violencia, “ciudadanos” criminalizados por su situación de habitantes de calle, su trabajo de prostitución callejera o su adicción al consumo de SPA. Posterior a la demolición, el IDIPRON junto al Museo Nacional promovió un proyecto de reconstrucción de la memoria colectiva mediante la maqueta de la L, que se constituyó en una significativa experiencia de Investigación, Acción y Participativa (IAP) que permitió reconocer la riqueza de la vida que habitaba en la zona, los vínculos afectivos y la historia compartida, y motivó la constitución del espacio de La Esquina Redonda, como el único lugar que sobrevivió en el territorio. A partir de estos antecedentes, en la presente investigación, nos proponemos comprender diferentes caras de la resistencia que se despliegan frente a un modelo de ciudad excluyente, mediante la co-construcción de ejercicios de investigación, acción, participativa que posibiliten visibilizar y desestigmatizar las agencias políticas y las formas de crear ciudad de variadas personas que habitan el Centro de Bogotá. Buscamos identificar desde ejercicios de IAP las diferentes caras de las luchas por el derecho a un lugar en la ciudad, por acceder a recursos, ser reconocidxs como personas con rostro, nombre y vivencias; dejar de ser anonimizados como habitantes de calle, drogadictx y/o prostituta. Las luchas por ser reconocidxs como un legítimx Otrx. Desde la propuesta de la IAP heredada de Orlando Fals Borda, nos interesa la construcción de relaciones y tejido a través del diálogo de saberes, bajo el reconocimiento del valor de la experiencia de cada una de las personas como parte activa del proceso de co-producción de conocimiento. Lo que sucede a diario en la Esquina Redonda es la búsqueda de acciones para transformar la realidad social de las personas que habitan el centro de la ciudad. Junto a la IAP proponemos una articulación comunitaria, usada con frecuencia en centros de escucha y en la reducción de riesgo y daño, lo que implica: por un lado, que los ejercicios de IAP como la construcción colectiva de piezas artísticas, las actividades compartidas en la cocina y en la siembra de las huertas colectivas no estarán prediseñadas por expertos, sino que serán construidas a la par con la comunidad y en el territorio (Góngora, Salazar y Borja, 2021); y por otro lado, apostamos al trabajo conjunto con pares comunitarios, una figura que se diferencia de los operadores comunitarios, pues los pares “facilitan las relaciones con los sectores que la comunidad excluye” (Góngora et. al. 2021, 166). Los pares comunitarios son una apuesta formativa de personas que han vivido (o viven) las mismas condiciones de vulnerabilidad que las personas con quienes van a trabajar (Gutiérrez, 2015). Finalmente, a nivel de la política pública, la investigación espera contribuir a la discusión de acerca de la forma en la que el proyecto de renovación urbana garantiza el derecho a la ciudad de habitantes históricos en el territorio; y, a nivel académico, nos interesa ampliar la comprensión de las resistencias desde diferentes historias y posiciones de sujeto en un mismo territorio, a la vez que contribuir a reflexiones acerca de las formas en que desarrollamos las investigaciones, nos involucramos y asumimos nuestras agencias desde la academia.